Meko Soler, «Huesped de Honor» en Famaillá, Tucumán

El artista residente en Avellaneda participó de un Encuentro Internacional de Escultores

El escultor chaqueño pero afincado en Avellaneda desde hace más de tres décadas, Ramón Américo “Meko” Soler, fue seleccionado para representar al municipio y a la provincia de Buenos Aires durante el “Primer Encuentro Internacional de Escultores”, que se desarrolló en la ciudad tucumana de Famaillá, entre el 12 y el 17 de octubre pasado.

Además, Meko Soler fue declarado “Huésped de Honor” por el intendente de Famaillá, Juan Enrique Orellana, por su “destacada trayectoria y labor como escultor”.

Consultado sobre los pasos que le permitió participar de este simposio, Soler explicó: “yo mandé una propuesta con un dibujo de la obra, cuya temática era cultura precolombina, y el comité organizador me seleccionó junto a otros escultores nacionales y extranjeros para hacerla, in situ, en una semana”.

La obra propuesta por Soler, denominada “Princesa Azteca”, fue hecha en madera de lapacho, con un tronco de dos metros de alto. “Mi objetivo fue recrear la imagen azteca, donde las deidades eran representadas mediante especies de monolitos. Una escultura de presencias muy arcaicas con reminiscencias antiguas y dibujos geométricos”, explicó Meko Soler.

Si bien la idea ya estaba pensada y plasmada en un proyecto, trabajar in situ y con un plazo para terminar la obra representa todo un desafío para el artista. “Uno empieza con cierto nerviosismo -sostuvo Meko- pero una vez que se rompe el fuego, ya empezás a trabajar con más calma”.

“Princesa Azteca”, que pesa doscientos kilos y está valuada en 2500 dólares, será emplazada en el Museo a Cielo Abierto “Juan Carlos Iramaín”, ubicado en la Av. Calchaquí, en pleno centro de Famaillá.

“Ese Museo es una avenida, cuya plazoleta lleva las esculturas de distintos artistas -comentó Meko Soler- y tuve el honor de que me preguntaran qué pedestal quería para emplazar mi obra”.

“Me gustaría que en algún momento se pudiera hacer esto con gente de Avellaneda. Hubo intentos de hacerlo en Roca, pero debería hacerse en lugares donde la gente lo pueda ver, como en Plaza Alsina, e incluso trabajar a la vista del público”, recomendó.

“Una cosa es una obra en un museo, que se ve un día, y otra a cielo abierto donde está la gente trabajando y el vecino puede apreciar el esfuerzo que demanda hacerlo”, remarcó.

Por otra parte, resaltó la importancia de los “premios adquisición” porque “el reconocimiento del artista es que la obra sea comprada, en el caso de Famaillá compraron por mil doscientos pesos un trabajo que cuesta dos mil quinientos dólares, también le sirve a los municipios para capitalizarse”.

Meko Soler no es muy adepto a participar de concursos porque, como la mayoría de los artistas, la parte burocrática de la presentación de documentación lo aplaca un poco. “Los concursos no son algo que me interesen mucho; por ahí mando y, si soy rechazado, por un tiempo no mando más, pero ahora mi colaboradora Yésica Cadillac se encarga de preparar las carpetas y la documentación para participar”, explicó.
“En ese sentido, en febrero ganamos en Santa Clara del Mar el tercer premio en un Simposio, en el que trabajé en madera”, agregó.

Con el correr de los años, Meko Soler logró trascender fronteras y llevar su arte a distintos lugares del país. En la actualidad, se encuentra trabajando en un busto de granito reconstituido del poeta Mario Nestoroff, que va a ser emplazado en la ciudad de San Bernardo, en Chaco.

“Es similar al que ya ha sido colocado en la ciudad de Las Breñas, pero al mismo tiempo son distintos porque cada trabajo te lleva a ver otras cosas –aseguró- el de Las Breñas era cuando Nestoroff tenía veinte años -comentó- mientras que el otro es una imagen de cuando tenía treinta y cinco”.

Meko Soler, algo más que un artista. Como bien se define él: “Un obrero de la madera que todos los días se levanta para tratar de proyectar algo y que, ese algo, trascienda más allá de la persona que lo hizo”.

noticias relacionadas