Más de 500 chicos de zonas humildes asistirán al programa de verano de la UNLa

El objetivo es brindar un mes de jornadas gratuitas de educación física, deportes y actividades culturales a chicos de 15 instituciones barriales de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown y Esteban Echeverría.

Los chicos además recibirán refuerzo de almuerzo y merienda. Y profesionales controlarán su salud. Se realizará hasta el 31 de enero. Los más grandes hacen un taller inicial de oficios. Allí, entre los chicos que aprenden “Armado y desarmado de PC”, carpintería, electricidad, plomería, mecánica y manejo de distintos programas de informática.

Nuevamente este verano, la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) brinda un mes de jornadas gratuitas de deportes y actividades culturales a chicos que asisten a comedores escolares y comunitarios de Lanús, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora y Almirante Brown. Este año el Programa “Los derechos de los niños no se toman vacaciones” comenzará el próximo lunes -7 de enero- y culminará el 31 del mismo mes.

Es importante destacar que el Programa se inició en 2000, apenas tres años después de la creación de la UNLa, y que desde entonces se viene realizando todos los veranos en forma ininterrumpida, y es llevado adelante por la Dirección de Deportes y Recreación de la UNLa, dependiente de Secretaría de Bienestar Universitario.

En esta decimonovena temporada consecutiva, su objetivo primordial es, como en todas las oportunidades anteriores, posibilitar el acceso de chicos de hogares de escasos recursos a actividades culturales, deportivas y recreativas gratuitas, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. La idea base es que, además de pasar un día de recreación al aire libre, lleno de talleres educativos, los chicos conozcan sus derechos y tengan un primer acercamiento a la universidad pública.

Como sucede todos los años, durante el programa las más de 30 hectáreas de la UNLa recibirán diariamente a 500 chicos provenientes de comedores comunitarios de la zona, de 5 a 12 años, de lunes a viernes, en el horario de 13.30 a 17.30. En el campus practican deportes, harán actividades culturales y recibirán un refuerzo de almuerzo y una merienda. Además de los talleres formativos por intermedio del juego, los chicos verán espectáculos artísticos.

Como evento especial, el programa este año tendrá un show de Reyes Magos que traerá como obsequio una pelota y un barrilete, revistas y golosinas a cada niño. Los barriletes se remontarán esa misma jornada (el año pasado se rompió el récord argentino, elevando 400 barriletes en simultáneo). Los niños podrán en un taller, con adultos mayores, pintar sus barriletes y escribir un mensaje en ellos. Los regalos son gentileza de la Asociación de Trabajadores de la UNLa (ATUNLa), el gremio docente de la Universidad (ADUNLa), y del aporte de trabajadores de la UNLa y lo recaudado a través de almuerzos solidarios.

Este año los chicos asistirán a talleres de ajedrez, vida en la naturaleza (actividades pre campamentiles), música, teatro, juegos, informática, artesanías, danza, artes plásticas y percusión (talleres armados de acuerdo a las edades e intereses propios de cada chico). Los profesores de educación física les enseñarán iniciación de práctica deportiva, donde aprenderán nociones de fútbol, básquet, taekwondo, softball, handball y vóley. Este año, además, habrá ajedrez para todas las edades.

“Los elegimos porque, por lo general, varios de ellos son deportes a los que estos chicos no tienen acceso. Queremos que conozcan cosas que tienen limitadas por su estado económico y social” explica Julián Loiseau, uno de los coordinadores del programa y también del área de Deportes de la Universidad.

Otro espacio importante es el taller de armado y desarmado de PC. Los chicos más grandes, además, podrán asistir a otros dos talleres de iniciación en oficios: mecánica general y utilización de máquinas industriales de carpintería y plomería. También se ofrecerán actividades para los referentes institucionales de los chicos asistentes: talleres de arte y bijouterie y manualidades.

También habrá actividades extra algunos días, tales como cine y vida en la naturaleza, un taller donde se enseñan actividades pre campamentiles pero con un foco sobre la concientización sobre el buen uso, el cuidado y la preservación de los recursos de la naturaleza.

Se suma al programa de verano de forma activa el Área de Adulto Mayor de la UNLa. Estará encargada de la confección de una kermese, la construcción de los diferentes stands y su coordinación.

También se presentará con una murga de bienvenida a los chicos en el primer día del programa.

El transporte y la movilidad también están, como todos los años, asegurados: la UNLa, con profesores de educación física, pasa buscar con micros a los chicos por las sedes de las instituciones barriales.

Asimismo se realizarán controles y chequeos de salud a los chicos, a cargo del perofesionales de la salud, médicos y enfermeros.

Las actividades se llevan a cabo de manera conjunta con los referentes de las organizaciones comunitarias que operan de enlace natural entre las familias y la institución universitaria. Desde la universidad participan además del equipo coordinador y los talleristas, estudiantes, becarios, docentes, voluntarios y trabajadores no docentes.

“Este programa se fundamenta en el compromiso de la Universidad de Lanús de generar estrategias de vinculación con la comunidad, a fin de favorecer la inclusión social de sectores desfavorecidos, no solamente en términos económicos sino sociales y simbólicos que operan en la naturalización de ciertas representaciones. Esto implica concebir la pobreza como un fenómeno múltiple y complejo imposible de abordar exclusivamente en términos de recursos materiales”, dicen al respecto los coordinadores del programa de verano

Desde 2000, los Derechos de los Niños no se toman Vacaciones
Desde el inicio del Programa pasaron por él unos 25 mil chicos del distrito y de zonas aledañas. Además de la recreación, uno de los principales objetivos es que los chicos perciban a la casa de altos estudios como algo cercano, un sitio que resulte ser el disparador de sus aspiraciones.

Aunque por ahora la ven como “la escuela grandota, para gente grande”, los organizadores esperan que esta perspectiva se vincule con que todavía son niños. Aun así, “esto habla de que ya adquirieron la idea de que hay algo más. Ya saben lo que es la universidad”.

El Programa no es solo una cuestión de entretenimiento, sino también de formación. “Es notable el cambio de esos chicos a quienes vemos en sucesivos veranos, y con quienes hemos logrado ir consolidando un vínculo a través del tiempo –dicen al respecto los organizadores del Programa de Verano; saben que acá hay gente que los conoce, que los quiere, que los va a acompañar.

“Aspiramos también a que más tarde esos chicos se integren como monitores y auxiliares del programa de verano y del programa permanente. Y los vamos a ‘martirizar’ hasta que alguno decida ingresar a la Universidad; pero si no lo hacen, igualmente entendemos que hemos podido ofrecerles una experiencia cristalizadora de otro destino, ampliando sus márgenes de libertad”, concluyen.

Es importante destacar que muchos de esos niños y niñas que alguna vez transitaron en el programa de verano, hoy como adulto joven, son estudiantes de diferentes carreras de la Universidad.

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