Martilleros de Avellaneda quieren que los dejen funcionar a puerta cerradas y por turnos

Sería solo para cobrar alquileres. No se mostrarían inmuebles. El presidente de la Asociación de Martilleros de Avellaneda, José Mataffo, pidió que las inmobiliarias puedan trabajar a puertas cerradas y con turnos mientras dure la cuarentena, ya que el sector está muy golpeado con la crisis y “la gente que quiere pagar sus cuentas no puede hacerlo”.

Mataffo, quien además es vicepresidente del Colegio Público de Martilleros y Corredores de Avellaneda y Lanús, solicitó a los tres niveles del Estado, Nación, Provincia y Municipio, evaluar la posibilidad de habilitar algunas actividades a los locales del sector porque “la gente nos llama para ver cómo hace para pagar y nosotros no podemos hacer que nos transfieran a nuestras cuentas porque después tenemos problemas con la Afip”.

“Primero nos cobran Ingresos Brutos y después te hacen un cuestionamiento de dónde entró tanto dinero”, detalló Mataffo al referirse a los montos que depositarían los inquilinos para los propietarios, y donde la inmobiliaria solo oficia de intermediaria.

En ese marco, cabe destacar que mucha gente no tiene cuenta bancaria y que, con las inmobiliarias cerradas, no pueden afrontar sus obligaciones pese a que lo quisieran. “A veces es gente de bajos recursos, tanto el inquilino como el propietario. Tengo en Corina departamentitos de 4.000 pesos y ambas partes son humildes, de qué cuenta bancaria la van a hacer”, se preguntó el titular los martilleros de Avellaneda.

La propuesta de Mataffo es trabajar a puertas cerradas y “a cada uno que te llama darle un turno, podría ser de 9.30 a 13 y un par de horas a la tarde y, en menos de cuatro horas, podés atender a cerca de diez personas”.

“Es más, si ya combinaste que van a venir, tenés los recibos preparados y todo es mucho más rápido, entra y sale, no más de cinco minutos se tarda; cuando antes uno lo recibía, buscaba la carpeta, hacía el recibo y se iban entre 15 y 20 minutos”, comentó Mataffo a la hora de explicar las ventajas de trabajar con la modalidad que propone, que no violaría la cuarentena y posibilitaría a la partes cumplir con el contrato y a las inmobiliarias cumplir con su trabajo.

La atención, por razones obvias, sería respetando el protocolo y las medidas de prevención, con un mínimo dos metros de distancia, con barbijo y alcohol en gel. “La idea es cobrar solo los alquileres, y que después los propietarios, previo aviso y con turno, retiren su dinero”, dijo al explicar el mecanismo de trabajo.
“Nada de mostrar casas ni para alquilar ni vender, solo se cobrarían los alquileres”, aclaró Mataffo para que no hayan dudas.

El tema de los alquileres no es solo importante para la inmobiliaria, sino que es fundamental para muchos propietarios que invirtieron a lo largo de una vida para tener una “jubilación” con “uno o dos departamentitos” y hoy dependen de ese ingreso para subsistir.

“Convengamos que la mayoría descendemos de extranjeros, de españoles e italianos, por ejemplo, y antes invertía en ladrillos porque siempre fue lo más seguro, por más baja que sea la renta que deje”, manifestó.

El pedido de trabajar a puertas cerradas tampoco lo hace Mattafo para todos los días, sino que en dos semanas podrían ocuparse de cobrar y luego, en una semana, pagar a los dueños. “Serían cerca de 20 días al mes y así todo caminaría, porque somos agentes recaudadores y con ese dinero, los propietarios abonan sus impuestos y servicios”, puntualizó.

Empleados
En caso de autorizarse este pedido, las inmobiliarias también van a poder cobrar su comisión y así afrontar sus gastos, ya que muchas tienen empleados. “Si no entran honorarios no podemos pagar, pero estamos todos juntos en este barco, no se les puede decir que no les va a abonar los sueldos. Yo tengo empleados desde hace años y somos una familia, no es una relación empleado-patrón”, enfatizó Mataffo.

No es solo el propietario del inmueble es el que necesita los ingresos, sino también la inmobiliaria, de la cual dependen varias familias y que en muchos casos alquilan el local donde funcionan, por lo que su locador también necesita su dinero.

“Hay que priorizar la salud, siempre, pero vamos a tener mucha salud y ni un pan duro para comer. Puede ser peor el remedio que la enfermedad; compartamos un poquito, la enfermedad cuidándonos la podemos evitar, pero el hambre, si no hay nada, no”, concluyó Mataffo.

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