Mandalas vivenciales: realizan experiencia con niños ciegos y disminuidos visuales

Alumnos de una Escuela de Educación Especial de Mar del Plata comprobaron que se pueden realizar mandalas sin utilizar dibujos ni colores: guiados por sus docentes, lograron expresar sensaciones y sentimientos utilizando aromas, palabras y fundamentalmente el propio cuerpo, logrando comunicarse de manera creativa y original.

La profesora Silvia Arenas, una de las integrantes del equipo docente que llevó adelante el proyecto, cuenta que “la idea surgió porque tenemos uno de los chicos, un alumno ciego, que está integrado en la escuela primaria. En su grado comenzaron a hacer mandalas con la profesora de plástica y él nos preguntó cómo podía hacerlos, cuando los mandalas se dibujan con lápices de colores”.

Esto llevó a las docentes de la Escuela de Educación Especial Nº 504 “Licenciada María del Carmen Ramadori”, de Mar del Plata, dependiente de la Dirección General de Cultura y Educación: Silvia Arenas, Laura Luchetti y Anabella Arena a la idea de que también se podían realizar con diferentes elementos que tuvieran relieve, con elementos de la naturaleza, con aromas, con el cuerpo.

Los mándalas son diagramas o representaciones simbólicas del macro y del microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. El centro del universo y soporte de concentración, es representado como un círculo inscripto dentro de una forma cuadrangular. Y si bien esta simbología es propia de la filosofía oriental, la mayoría de las culturas poseen configuraciones mandálicas con intención espiritual.

Las docentes decidieron a trabajar con el cuerpo pensando en cómo son los mandalas, por qué se realizan, qué significado tienen. “Si se construyen desde el centro hacia afuera es que se quiere expresar las emociones, y si se construyen desde afuera hacia adentro, es que se está buscando el propio ser” explica la docente.

“Les enseñamos a respirar, a bajar el estrés, porque el uso del mandala está vinculado a técnicas de relajación, aprendiendo a estar serenos, en calma, con música suave – agrega -Empezamos con diferentes movimientos corporales, enseñándoles posturas de yoga para que se sientan más sueltos en todo sentido, porque aprendiendo a respirar y a mover el cuerpo se sienten más seguros en la vida, en el colegio, en todo su accionar”.

También probaron con diferentes tipos de aromas para ver que les inspiraban, que les traían a la memoria a los alumnos. Y con diversos elementos que les iban presentando en la mesa a los chicos, quienes elegían la forma de usarlos: sobre la base de lo que experimentaban relataban lo que sentían.

A la Escuela de Educación Especial Nº 504 asisten alumnos con ceguera total, otros con disminución visual, algunos con disminuciones leves y otros con disminuciones muy profundas. “Por eso fue tan rico el trabajo corporal, pues un niño ciego necesita el contacto con la persona, porque ¿cómo ellos lograron realizar una postura como la ‘del niño’, expresarse con el cuerpo, si nunca vieron? No saben cómo se realiza. Así que el trabajo de las tres profesoras que estuvimos involucradas fue cuerpo a cuerpo. Nos costó, porque claro, está la rigidez del chico en el comienzo a partir de nunca practicar esa parte tan táctil, pero se logró” agrega con satisfacción Arenas.

A pesar de que se presentaron a la Feria de Ciencias de la provincia de Buenos Aires del año pasado con el modesto objetivo de mostrar la experiencia, obtuvieron resultados inesperados: fueron seleccionados en los niveles distrital, regional y provincial. Viajaron al encuentro nacional que se realizó en Salta, donde fueron “trabajo destacado” con medalla de oro. Ganaron un aula digital y libros para su escuela.

“Volvimos contentísimos y con la idea de que esto no quede acá, queremos dedicar este año a hacer un trabajo de concientización y de multiplicación: que se trabaje desde las escuelas no solamente la forma de pensar sino también la forma de sentir – agrega la profesora Arenas- Que no se ponga tanto hincapié en el hemisferio izquierdo, el del razonamiento y el conocimiento, sino apuntar a un hemisferio derecho y a la combinación de estos dos hemisferios, que sea una labor complementaria para trabajar desde los sentimientos, desde las emociones que los chicos traen a diario de sus escuelas de integración, y que el docente pueda tener un tiempo de escucha hacia el otro. Esa es la idea fundamental. Poder seguir trabajando y abriendo puertas hacia otras escuelas”.

La experiencia que llevan a cabo las docentes “Mandalas, el paraiso de los sueños”, se puede ver en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=bli96hm5Avk

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