Hace muchos años me corresponde votar en la Escuela Nacional de Comercio (más conocida como «el ENCA»), en la calle Beruti. Siempre ha sido un lugar bastante incómodo, porque sus pasillos, donde se instalan las mesas, son muy angostos. El domingo fui a votar allí, y las condiciones eran lamentables. La entrada de los electores, que siempre se hizo por una puerta central, a través de un pequeño patio, esta vez se hacía por un pasillo lateral… en el que estaba instalada una mesa. El espacio que quedaba sólo permitía el paso de una persona; las autoridades de esa mesa, además, tenían que oficiar de oficina de informes, ya que muchos preguntaban dónde estaba la mesa tal o cual.

Cuando me tocó ingresar al cuarto oscuro, el presidente de la mesa me recomendó que arrimara una silla a la puerta… que no tenía ni cerradura ni picaporte. Es indudable que con los años ese edificio, carente de un mantenimiento adecuado, ya no está en condiciones de ser utilizado para algo tan importante como una votación popular.

¿Por qué no utilizar el Colegio María Auxiliadora, a pocos metros de allí? Es un edificio de muy fácil acceso, perfectamente mantenido, con pasillos muy anchos y muchas aulas en sus dos plantas. Es verdad que se trata de un colegio privado, que usarlo para una elección causaría molestias a los directivos, y gastos para la limpieza posterior. Sin embargo, la importancia que las elecciones tienen para el funcionamiento democrático del país exige que todos participemos, contribuyendo cada uno en lo que pueda. Además, tratándose de un establecimiento que debe recibir un aporte del Estado, no parece mucho pedir la cesión del colegio para una votación. Y, por otro lado, el colegio estaría dando un excelente ejemplo de participación democrática a sus alumnos y a sus familias.

C. G.
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