Luana Muñoz, avellanedense de Selección

Con sólo 16 años, es una de las mayores promesas del fútbol femenino nacional. Es jugadora de River Plate y fue citada a la Selección Mayor, luego de haberse destacado en el Sudamericano Sub20 de Uruguay. Juega desde los seis años y afirma que el fútbol es “el pilar” de su vida”. “Desde que tengo uso de razón tengo una pelota en los pies”, contó a La Ciudad esta fanática de Racing y alumna del ENSPA.

Cuando sus amigas pedían de regalo muñecas o maquillajes, ella prefería una pelota de fútbol. Y cuando iban en busca de vestidos o tacos para jugar a “las mamás”,  ella optaba por camisetas y botines. “Desde que tengo uso de razón tengo una pelota en los pies”, con esta frase simple y concisa – o léase cortita y al pie – resumió Luana Muñoz (16 años) su amor por el deporte más pasional de Argentina y del mundo: el fútbol.

 
“Nadie me impulsó a practicarlo, pienso que es de sangre; mi abuelo Hugo Alberto Reynoso era jugador de fútbol y además tengo varios familiares cercanos que aman este deporte. Asumo que es una herencia familiar”, explicó la excelente marcadora central de River y la Selección, vecina de Avellaneda y alumna del ENSPA.

 
Desde que dio sus primeros pasos en la vida, Luana se aferró a una pelota y desde entonces no la largo más. Siempre quería estar pateando y buscaba “la re donda” para pasar su tiempo libre. Y así fue que, con sólo seis años, llegó al club Defensores de Arenas, de Lanús. “Cuando llegamos, el director técnico de entonces le comentó a mi mamá Cintia que la Liga no aceptaba mujeres pero como había hecho el esfuerzo de ir hasta el lugar, que me quedara a participar de la práctica”. ¿Y qué pasó? “Al verme hacer los ejercicios que se planteaban con el balón decidió aceptarme en el equipo. Y hasta los 14 años nunca cambié de club ya que lo adoraba, disfrutaba mucho de ir y siempre me hicieron sentir cómoda, una pieza más del equipo a pesar de ser mujer”, relató Luana.

 
Mientras iba creciendo, “Lu” – como la llaman sus amigas – nunca dudó en cambiar de deporte o abandonar el fútbol. Es más, sus pedidos de regalos nunca salían de botines, shorts deportivos y camisetas de clubes, especialmente de su querido Racing Club. “Vivo enfrente de la cancha y, como gran parte de mi familia, soy fanática de La Academia y siempre que puedo voy a alentarlo”, contó orgullosa.

 
Finalmente, en octubre de 2012, y por casualidad, Luana llegó a uno de los clubes más importantes del país, ya que su talento recayó en nada menos que en River Plate: “Fue increíble. Estábamos con mi mamá y mi tía en una óptica eligiéndome unos lentes y cuando nos retiramos del lugar pasamos por un local de ropa al que entramos por curiosidad para consultar por una calza. Mientras me la probaba, mi mama – como siempre a donde vamos – le contaba a la vendedora que yo jugaba al fútbol. Para nuestra sorpresa, la chica le comentó que su hermano era representante de jugadores. Y cuando nos íbamos del lugar, justo llegó el muchacho.

 
Hablando, nos contó que era conocido del DT del fútbol femenino de River y que podía conseguirme una prueba. Así fue como a la semana siguiente la tuve y que dé definitivamente en el club”.

 
Desde que se calzó la casaca de “la banda”, Luana logró muy buenas actuaciones, se ganó la titularidad y le llegó la mayor alegría que puede tener un jugador de fútbol: la Selección Nacional golpeó su puerta. Primero fue la citación para la Sub 20, cuando el DT, Luis Nicosia, asistió a observar un superclásico y, al ver a la jugadora avellanedense en acción, no dudó en llamarla. Pero no quedo ahí, ya que luego del Sudamericano en Uruguay que disputó con ese seleccionado en enero de 2014, el DT decidió que algunas jugadoras de aquel plantel continúen entrenando con la mayor. Así fue como Luana Muñoz se convirtió en una integrante de la Selección Nacional mayor, con tan sólo 16 años. “Siento una felicidad enorme porque es una oportunidad de crecer entrenando al lado de las mejores jugadoras del país. Vestir la camiseta de mi país y representarlo es un acontecimiento muy grande y único en mi vida”, dijo.
“Siempre me acuerdo de la gente que me ayuda a poder dedicarme a esto. De todos los que fueron parte de mi camino, como mi familia, amigos y al club Defensores de Arenas. Y especialmente de una persona que es muy importante en mi vida, mi abuelo Hugo, que ya no está presente, pero que siempre vive en mi corazón. Es mi ídolo y sé que desde arriba me apoya y ayuda”, confesó emocionada.

 
Como jugadora, ella misma se define: “Soy zurda y una jugadora polifuncional, no tengo problema en cambiar de posición dentro del campo. Especialmente juego de central, lateral por izquierda o volante. Me gusta ser firme y sólida defensivamente y a la hora de jugar con la pelota hacerlo con criterio. No intento copiar a ningún jugador, trato de tener mi estilo propio, pero obvio que observo y aprendo de jugadores y jugadoras, como Balanta (River), Pirlo (Juventus), Lollo (Racing) y de una compañera de la Selección, Florencia Quiñones. Siempre que miro partidos no sólo lo hago para disfrutar del espectáculo, sino para aprender de los jugadores, sacar conclusiones y utilizarlos luego en la cancha”, dijo con asombrosa claridad. Y completó: “No soy una jugadora con mucha velocidad, pero sé manejar los tiempos, es decir, soy tiempista y simple. Un lujo para mí es sacarle la pelota al rival y entregársela limpia a una compañera”, detalló.
Por su parte, Luana tiene claro que toda su vida quiere estar ligada al mundo del fútbol: “Soy una obsesiva de este deporte, era, es y será un pilar en mi vida. Le dedico la mayoría del tiempo y me esfuerzo día a día para mejorar y crecer, no sólo como jugadora, sino también como deportista. Mi sueño y mi objetivo es vivir de esto en el futuro”, concluyó.
Por ahora, Luana Muñoz sale corriendo todos los días del colegio al mediodía y, luego de viajar en dos colectivos, va a Nuñez a entrenar. Los que la ven jugar no dudan que muy pronto será estrella del fútbol femenino.

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