Los carnavales: familia y vecinos y el municipio presente

Escribe: Antonio Hugo Caruso, Secretario de Cultura de Avellaneda.

Algunos historiadores precisan que los primeros carnavales se remontan a la antigua Sumeria, hace más de cinco mil años, y que se difundió luego con las grandes migraciones. Esta celebración llegó luego a los romanos y a Egipto. Siglos después se difundió por toda Europa y con el tiempo llegó a América con las grandes corrientes inmigratorias. En la actualidad el carnaval de Venecia es uno de los más reconocidos en el mundo donde su despliegue de vestuario sobresale por el colorido.

El carnaval es una de las fiestas populares de mayor tradición en la historia de la humanidad. Nosotros dentro de nuestra cultura seguimos manteniendo esta celebración que constituye un motivo para que entre familia y vecinos, la gente se reúna para disfrutar de un rato de música, ritmo y colores.

En la actualidad estas fiestas han tomado un renovado impulso debido al Decreto presidencial por el cual se derogó aquel que durante la dictadura prohibía los festejos de carnaval.

Recuerdo que desde chico he disfrutado de esta fiesta: íbamos a los Corsos de la Calle Pierres. Era una fiesta familiar y quienes querían iban disfrazados. Estos encuentros de comparsas se hacían también en la Av. Galicia, en Dock Sud, en Entre Vías, Sarandí, Las Flores, Avenida Mitre y en capital gran renombre tenía el de la Avenida de Mayo. Para esa época se presentaban orquestas y cantantes, y las carrozas se lucían con brillos y música que invitaba a moverse y, Alberto Castillo se escuchaba en todos los barrios como Rosamel Araya y Sandro y los de Fuego.

Muchas veces los bailes se hacían en las instituciones barriales. Y, recato que tanto antes como ahora los carnavales son una excelente oportunidad para la reunión familiar, el disfrute entre vecinos y amigos.

En la actualidad organizamos los carnavales desde el municipio y, con un trabajo mancomunado, se producen los desfiles de comparsas, murgas y disfraces coloridos y rítmicos. La música, la reunión social, los artistas populares y la predisposición de los vecinos hacen que todos pasemos un buen momento dándonos cuenta de que estos espacios son fundamentales para mantener las raíces de la cultura popular vigente y se trasmita entre las generaciones.

Los carnavales además han sido un buen motivo para la solidaridad ya que desde la confección casera de un disfraz o la ropa para la murga y los instrumentos necesarios: el barrio participa ya sea organizando rifas o aportando cada uno lo que puede. En mi barrio sucedía de esta manera, y no me cabe duda de que seguramente seguirá siendo de esta manera, más allá de que en la actualidad desde la Intendencia se organizan grandes desfiles con comparsas y artistas invitados.

Disfrutemos de los carnavales. Son días en los que podemos divertirnos junto a los más chicos de nuestras familias, memorar viejas costumbres, aunar sentires, compartir con las nuevas generaciones, en definitiva: encontrarnos a través de los desfiles: la música, el color y la alegría.

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