Los voceros del gobierno suelen calificarlo como «nacional y popular», intentando sintetizar en esa expresión una posición de defensa de los intereses del hombre común y de la soberanía nacional, que consideran siempre en riesgo frente a los intereses políticos, económicos y financieros de los países dominantes.

Pero una cosa es la retórica y otra cosa es la realidad: cuando los Kirchner llegaron al gobierno, en el año 2003, Argentina se autoabastecía de energía e incluso, la exportaba. Vale la pena recordar que el autoabastecimiento energético fue alcanzado por el gobierno de Raúl Alfonsín.

¿Qué pasa ahora?. No sólo hemos perdido el autoabastecimiento de petróleo y gas, sino que nos hemos convertido en importadores netos, con un costo que este año va a aproximarse a los quince mil millones de dólares. Además, el abastecimiento interno de gas y energía eléctrica sufre restricciones permanentes que afectan nuestra calidad de vida y nuestra capacidad industrial.

Los hechos desmienten el relato. La dependencia está a la vista: los que se definen como nacionales y populares terminaron sometiendo a la Argentina a una dependencia energética que resulta no sólo costosa desde el punto de vista financiero, sino gravosa desde el punto de vista político.

Además, han generado un extraordinario negocio que seguramente produce rentas excepcionales sin que sepamos (aunque podamos imaginar) quiénes son los que las aprovechan.

Dr. Juan Manuel Casella
estudiocasella@cpacf.org.ar