La Provincia estudia “la cuarta edad” para mejorar la nutrición de sus adultos mayores

La expectativa de vida crece y los mayores de 80 años son cada vez más. Por eso, la Provincia realiza un estudio nutricional sobre adultos mayores. Con el paso de los años, se pierde masa muscular y el organismo demanda menos energía. Tips para mejorar la alimentación y la calidad de vida en la vejez.

 

Es una realidad: hoy el aumento de la expectativa de vida obliga a hablar no solo de la tercera sino también de la “cuarta edad”. En la Provincia de Buenos Aires más de 403.000 personas tienen entre 80 y 99 años y más de 1.200 superan los 100. Con el correr de los años el organismo se transforma y con él las necesidades nutricionales.

 

“Como los adultos mayores son cada vez más decidimos realizar un estudio en 40 hospitales dela Provincia sobre su salud y estado nutricional. La idea es ofrecerles consejería adecuada para mejorar su calidad de vida, porque no se trata solo de llegar a más edad sino de llegar lo mejor posible”, explicó el ministro de Salud de Scioli, Alejandro Collia.

 

La evaluación, que ya se inició en 38 hospitales de la Provincia, está destinada a personas de 65 años en adelante, es decir, cuando se inicia la tercera edad, pero los expertos de la Oficina de Alimentos del ministerio de Salud aclaran que se estudiará especialmente a los mayores a 75 años que ingresan en una nueva categoría cada vez más usual en el mundo de la salud, la llamada “cuarta edad”.

 

A partir de los 75 años se pierden dientes, se debilitan el olfato y el gusto, el estómago se vacía más despacio, se pierde masa muscular, movilidad y se suelen tomar medicamentos que reducen el apetito. Todo esto configura un nuevo organismo con necesidades nutricionales diferentes.

 

Según precisaron las autoridades sanitarias de la Provincia, el estudio es un screening, una estrategia aplicada para detectar una enfermedad en individuos sin síntomas de enfermedad, y consiste en pruebas simples de medición de la fuerza y función muscular que se realizarán en pacientes hospitalizados, institucionalizados o ambulatorios en hospitales provinciales

 

Mónica López, directora de la Oficina de Alimentos que coordina la evaluación, explicó que “se busca conocer indicadores significativos como la velocidad de la marcha, el perímetro de la pantorrilla, la capacidad para ponerse de pie para luego ofrecerles a los adultos mayores recomendaciones nutricionales precisas que mejoren la ingesta de proteínas, leucina, vitamina D y calcio”.

 

Las autoridades sanitarias vieron la necesidad creciente de atender a los adultos mayores a partir de conocer su crecimiento poblacional. Según el último censo, en la Provincia las personas que superaban los 65 eran el 7 por ciento de la población hacia 1970 y en 2010 superaban el 10,5%. Además, según la Organización Mundial de la Salud, la mitad de los chicos nacidos desde 2010 en adelante llegarán a los cien años de edad.

 

CAMBIOS FÍSICOS

A medida que envejecemos, corremos mayor riesgo de padecer malnutrición o desnutrición por causas fisiológicas, patológicas o psicosociales. Con el transcurrir del tiempo, se pierde masa muscular y el organismo demanda menos energía.

 

“Existe un aumento de la masa grasa y una reducción de la masa magra, principalmente en músculo y hueso. También disminuye el agua corporal total y la masa ósea, y hay menor gasto energético por la disminución del metabolismo basal y de la actividad física”, explicó la directora de la Oficina de Alimentos, Mónica López.

 

Por otra parte, detalló, se debilitan los sentidos y al tener menos gusto y olfato se reduce el interés por la comida. Es frecuente que se pierdan piezas dentales y se produzcan alteraciones digestivas que intervienen en los procesos de digestión, por lo que se enlentece el tránsito intestinal. Además la ingesta de varios medicamentos a la vez, moneda corriente en la cuarta edad, también afecta al estado nutricional.

 

TIPS NUTRICIONALES

Entonces ¿Cómo alimentarse para lograr una buena nutrición y sentirse bien en la cuarta edad? Lo ideal es mantener, por lo menos, cuatro comidas diarias, que incluyan desayuno, almuerzo, merienda y cena, con cantidades moderadas y alimentos de mayor contenido calórico y nutritivo.

 

En ese sentido, López recomendó organizar la alimentación “con una porción de carne, pescado o pollo bien cocidos con verduras de diversos colores, preferentemente procesadas, para ayudar en la deglución”.

 

Conviene condimentar con aceites de girasol, canola u oliva para cubrir las necesidades de omegas 3 y 6. También, recomiendan complementar la ingesta con cereales, arroz, polenta, fideos y pastas simples, con salsas a base de cremas, leche o vegetales sin frituras.

 

López explicó que las preparaciones como purés, soufllés, budines, guisos y sopas son mejor toleradas en la cuarta edad que alimentos enteros y crudos. Otra recomendación: las fibras provenientes de frutas y verduras conviene incorporarlas modificadas por la cocción y evitar la ingesta de verduras de hoja cruda y con piel y semillas.

 

Por último, las necesidades de calcio y fibra son fundamentales para mantener el tránsito intestinal. “Estos alimentos pueden ser incorporados por medio de cereales y panificados integrales, barras de cereal, lácteos deslactosados y quesos semiblandos”, precisaron los especialistas.

 

CUIDADO CON LA “SARCOPENIA”

La sarcopenia es la disminución de la fuerza, la masa y las funciones musculares propia de la tercera y cuarta edad. Las consecuencias posibles incluyen discapacidad física, mayor riesgo de caídas y fracturas y pérdida de independencia, en definitiva, una peor calidad de vida.

Por eso, en una segunda etapa del estudio que lleva adelante el ministerio de Salud de la Provincia, se seguirá la evolución de los pacientes diagnosticados con presarcopenia y sarcopenia, así como la adherencia al consumo de un suplemento por vía oral que aportará la empresa Nutricia.

“Las fracturas generan intervenciones que pueden llevar a las personas mayores a entrar en un círculo de mayor fragilidad. Por eso, el calcio es necesario para el mantenimiento de los huesos y de su estructura, asociado a la actividad física”, explicó López. Por eso, enfatizó, “mantenerse en movimiento es clave, pero ojo: los ejercicios deben ser suaves, no de alto impacto, de no más de 30 minutos y acorde al estado general de cada persona”.

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