La educación por el arte desde Avellaneda

Escribe: Antonio J. González.

 

“Cuando en 1965 llego a la Dirección de Cultura para conversar con el entonces director, Basilio Ruíz, a iniciativa de los escultores Sepuccio Tidone, Oscar Albertazzi y el pintor Francisco López Grela, tenía ya un largo recorrido en el arte y la docencia” comienza relatando el Prof. Ramón Lema Araujo sobre los inicios de una experiencia única en Latinoamérica en esa época: la educación por el arte. “Mi regreso a Europa renovando mis contactos y trabajos con Chancerell, Maurice Martnot y con aquel inolvidable maestro creador de la Escuela del Mar de Barcelona, Pedro Berges y, posteriormente, con Herbert Read -continúa Lema Araujo- definen la experiencia que quería realizar en la Argentina…”. Así nació el Instituto Municipal de Educación por el Arte (IMEPA) en nuestra ciudad, apoyándose en una concepción pedagógica y social que en aquella época era materia común en Europa y otros países modernos. Pero se inicia un camino sin retorno, pero con altibajos.

Desde IMEPA y la Fundación SAEART se organiza, en 1969, la primera Bienal de carácter nacional, con intervención de educadores, profesionales, intelectuales y artistas de varias ciudades y provincias argentinas. Tenía el auspicio de la municipalidad local y la Subsecretaría de Cultura de la provincia. Se iniciaba con este acontecimiento una serie de encuentros destinados a las actividades ligadas con la Educación por el Arte en todos sus niveles. Al año siguiente se realizaría también la primera Bienal Internacional con la presencia de delegaciones de otros países en adhesión al Año Internacional de la Educación fijado por la UNESCO.

Estas experiencias se consolidaron durante los años sucesivos con la realización de ambas Bienales y el continuo crecimiento del movimiento nacional y latinoamericano en la especialidad. Mucho tuvo que ver IMEPA, y especialmente el prof. Lema Araujo, en el desarrollo que obtuvieron todas
esas actividades. Se oganizaban jornadas argentinas y encuentros internacionales de expertos en la educación por el arte, seminarios, cursos de capacitación docente, muestras itinerantes, campamentos de educación, asistencia técnica y organización de centros documentales. En 1972, IMEPA comienza a desarrollar nuevas actividades en Villa Gonnet, donde luego funciona la filial de ese organismo municipal.

Junto a estas actividades trabajaba la Fundación SAEART, presidida por Lema Araujo, e integrada por docentes, artistas y colaboradores de este proyecto, que durante aquellos años acompañó activa y sacrificadamente los sueños y las esperanzas surgidas desde Avellaneda y que ya se
irradiaban en varios puntos de la América latina. Muchas generaciones de niños y jóvenes se formaron en las disciplinas y actividades que surgieron en IMEPA Y hoy todavía conservan parte de aquella línea pedagógica y integradora. Tal vez no tengan toda la dinámica y la proyección de
entonces, pero están vivas aquellas aspiraciones de contribuir a la maduración humana y estética de las nuevas generaciones.

El profesor Lema Araujo ya no estaba al frente de esos planes y la Fundación Saeart permanece inactiva. Había sido jubilado de oficio, más allá de su voluntad. Pero nadie desconoce que por muchos años Avellaneda fue el centro de la convergencia de quienes piensan que la educación no
sólo se ejercita desde las aulas y las escuelas. Las disciplinas artísticas también son herramientas útiles para el crecimiento humano. Y todo era el fruto de convicciones y principios de un hacedor, Lema Araujo, y muchos otros que nos sumamos con entusiasmo en esa dirección, aunque la
ingratitud y el olvido haya lastimado a este educador.

Ahora debemos lamentar su ausencia corporal. Las inmensas obras de Lema Araujo están. La enseñanza de su ejemplo, lucha y sensatez también. Y pesan más allá de las pequeñeces y las miserias humanas.

 

Antonio J. González

ajgpaloma@gmail.com

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