El cambio cultural es un proceso social, que se gesta en la última década en Argentina donde la ciudadanía observa y desaprueba cierto modus operandis del sector político.
La sociedad deja de avalar el “roban, pero hacen” dejan de naturalizar los bolsos con dinero, la ciudadanía logro entender que la corrupción mata, cuando observamos la tragedia de Once.
El cambio cultural es un proceso que se acelera con la Presidencia de Alberto Fernández y su manejo de la pandemia, con el vacunatorio vip, con la fiesta de olivos, luego el plan platita implementado por el ministro Masa, entendimos el concepto de emisión monetaria y de inflación. Comprendimos las consecuencias directas e indirecta de una mala gestión política y económica.
La condena social de expreso luego en las urnas. Condenándolos al destierro político.
En contra posición a este fenómeno social se desarrolla simultáneamente la cultura del estatus quo, representada por un sector de la política, gremialistas, sindicalistas, punteros políticos entre otros, que no quieren perder sus privilegios, no quieren perder su rol y estatus social, no quieren perder sus negocios, muchos sustentados en la necesidad de la gente.
Se ven amenazados, descolocados por la llegada de un agente exógeno a la política tradicional que promete “ex professo” acabar con los curros, con la corrupción.
Paso un año y medio, y quien hoy ocupa el sillón presidencial sigue presentando batalla, logró entre algunas de sus promesas, bajar la inflación, y reducir en parte el volumen del estado. Pero ellos están ahí, el establishment observa con miedo y desconcertados. La oposición no logra salir de su estado de catalepsia.
En los últimos meses se puede observar producto de la cultura del estatus quo, una suba exponencial de la violencia de quienes dicen representar los intereses de la ciudadanía. Violencia que incrementa notablemente en el Congreso, en las calles, en el relato, atropellando todo valor democrático.
Ante una amenaza latente, es necesario reivindicar y defender como ciudadanos los valores democráticos como la tolerancia, la libertad de opinión, el respeto a la diferencia.
¡Somos protagonistas!

Leandro Martínez Profesor en Ciencias Políticas
