La comunicación como herramienta de prevención del COVID

Mientras los científicos trabajan en la búsqueda de una vacuna y el sistema de salud lidia con los enfermos, la única vía de prevención del COVID es el cambio de hábitos sociales: distanciamiento, uso de barbijos, higiene frecuente, etc. Es muy importante tomar conciencia de que el único mecanismo para difundir y lograr el cambio de conductas es la comunicación.

La fuerza física sólo sirve como “mensaje de amenaza”, pero es dudoso que pueda usarse efectivamente para producir los nuevos hábitos: no existe la legitimidad social que lo posibilite.

 

Esta idea, que pone a la comunicación en el centro de la gestión de las organizaciones que tienen que enfrentar el virus, debe tomarse con seriedad y responsabilidad por los profesionales del área. El modelo que tienen que utilizar es el de la comunicación del riesgo, que ha tenido un gran desarrollo científico en las últimas décadas.

El método de prueba y error es muy peligroso en los tiempos que vivimos. Afortunadamente, internet es una fuente inagotable de recursos para hacer algo mejor que intentos a ciegas. Quien busque en Google Scholar “Paul Slovic”, “Roger Kasperson” y “risk communication” se encontrará con una amplia gama de investigaciones que le pueden servir como guía.

Autores como éstos señalan puntos relevantes para entender la comunicación del riesgo: para elevar la percepción del riesgo, por ejemplo, funcionan mejor las narrativas que las presentaciones de cifras, los mensajes que activan emociones que los que se limitan a dar estadísticas, el uso de un lenguaje llano que uno técnico, etc.

Estos aportes de la ciencia social pueden mejorar la práctica profesional. En la economía es frecuente aprovechar los desarrollos académicos para mejorar la toma de las decisiones. La disciplina de la comunicación también podría hacerlo: hoy cuenta con las herramientas para ello.

 

Arturo Fitz Herbert

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