La ciudad que no miramos: Casa de la Cultura de Avellaneda

Artículo de Stella Maris Roselló -primera parte- realizado dentro del Seminario Municipal «Avellaneda: su Arquitectura» a cargo de la Arq. María Descole de la Secretaría de Cultura, Educación y Promoción de las Artes de la Municipalidad de Avellaneda. Aquí funcionó la Escuela Nº 1 de Avellaneda hace 120 años. Como Casa de la Cultura tuvo importantes refacciones. Foto: Casa de la Cultura, emblema de una esquina más que centenaria. Todo el entorno revive desde 2011.

Este edificio público se halla emplazado en la esquina de las calles Alsina y San Martín, en Avellaneda Centro. Para reemplazar a las antiguas Escuelas – de Varones y de Mujeres – que databan de 1870, fue realizada esta construcción entre los años 1890 y 1892. Era la época de las llamadas escuelas palacio. Es por eso que se trata de un edificio – originalmente de estilo Neoclásico Francés – de planta baja y primer piso, de gran solidez y monumentalidad.

Desde entonces ha sufrido modificaciones internas y externas para adaptarlo a los distintos usos que durante su historia le fueron adjudicando.

Adaptaciones interiores
La entrada principal original era a través de tres puertas de acceso ubicadas en la ochava, mientras que en la actualidad, se encuentra sobre la calle San Martín. A través de los años su interior fue adecuado a los distintos usos y costumbres que se le fueron requiriendo. A fin de contar con una sala de exposiciones se techó el patio central con un parabólico. Para ello se levantaron paredes para completar la altura necesaria para apoyar dicho cerramiento. Se hizo el microcine, donde se bajó el cielorraso, y se separó del espacio general por un cerramiento que en su parte central tiene un importante cortinado. Hacia la medianera de la sala se distinguen las rejas originales del balcón del primer piso que daba sobre el antiguo patio. En las aulas se retiró el sotanillo original, dándole a las mismas mas volumen y profundidad, y en ciertos casos haciendo uso de la altura para dotarlas de entrepiso. Las escaleras se mantienen en su forma y diseño original. El hall central es hexagonal, coronado con un techo de vidrio que hace del mismo un lugar iluminado y cálido. Está sostenido por cuatro columnas, a la cual cruzan vigas, viguetas y perfiles. Sus pisos son calcáreos en color amarillo y marrón. Es de destacar que en el hall y corredores el solado se mantiene original.

Fuente: Aguerre, Susana; Roselló Stella Maris. Trabajo práctico presentado en el Seminario Avellaneda: su Arquitectura, año 2011

Fostos SASSA.

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