La Presidenta de la República suele usar las palabras como cortina para ocultar sus verdaderas intenciones.

Por ejemplo, invocando la necesidad de combatir los monopolios mediáticos, logró la sanción de una ley que no aplica cuando se trata de favorecer la constitución de un gran monopolio pro- oficialista que le sirva para concentrar la información y eliminar la crítica. La decisión de Sabatella y la mayoría de los integrantes del  organismo que preside en el sentido de autorizar la transferencia a favor de Cristóbal López de un conjunto de medios en clara violación de la ley, demuestra que el objetivo proclamado en ese campo no es real y que lo único que importa es quedarse con todos los medios de información. A eso apunta también, la  intención de ahogar financieramente a los medios no adictos, prohibiendo ciertas publicidades.
 
Lo mismo sucede con la  denominada «democratización» de la justicia. Ahí también las palabras rimbombantes ocultan la verdadera intención, que es la de controlar a los jueces y garantizar la impunidad de tantos funcionarios corruptos.
 
Por eso, nunca hay que creer en la palabra de la Presidenta. El relato es puro cuento. Lo único que sirve para entender la realidad es analizar e interpretar los hechos concretos, que siempre revelan la intención presidencial de acumular poder ilimitado.
 
Dr. Juan Manuel Casella
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