La brecha digital: ¿Qué separa a jóvenes y adultos?

Escribe: Ing. Fabián H. Montefinal.

Desde el comienzo de la humanidad, el hombre demostró tener una enorme capacidad para evolucionar y adaptarse a los nuevos entornos en los que le toca vivir. En tiempos relativamente cortos se acomoda a las nuevas exigencias y comodidades para seguir viviendo. Y no sólo adaptó sus costumbres, sino también lo físico, adecuando su cuerpo de acuerdo a necesidades que iba encontrando.

En la era digital en la que estamos viviendo, los cambios que produce la tecnología a nuestro alrededor y en nuestra forma de vida son cada vez más frecuentes, obligan al ser humano a adaptaciones cada vez más rápidas que afectan directamente a su cerebro.

Cualquier adulto, sin ser especialista en el tema, se puede dar cuenta de que los adolescentes no piensan como ellos. Y no sólo por una cuestión de edad o rebeldía. Ellos desarrollaron su cerebro en un entorno digital, mientras que los adultos de hoy tuvieron otros estímulos.

La mayoría de los jóvenes actuales viven en un contexto donde la tecnología y sus constantes cambios son los que marcan el ritmo de vida y, por lo tanto, la manera de concebir al mundo. La era digital está marcada por la inmediatez, la atención múltiple y la necesidad de estar comunicado con el resto, pero también lo está por el aislamiento, el poco espacio para la reflexión y la pérdida de los límites entre lo privado y lo público.

Las redes sociales como Facebook y la más reciente Twitter sirven para que nuestros “amigos” en la red conozcan detalles de la vida privada de cada uno. Detalles que si alguien se los preguntara cara a cara es impensable que se los dieran.

Hechos, estados de ánimo, fotos, comentarios, diálogos. Todo pasa por las redes sociales. Y todo queda escrito en el muro como si fuera un gran graffiti que puede ser leído por cualquiera.

En un artículo publicado en el periódico inglés The Guardian., Susan Greenfield, investigadora de la Universidad de Oxford, dijo que el impacto de las nuevas tecnologías podría convertirse en la mayor amenaza para la raza humana después del cambio climático.

“La calidad de nuestra existencia está amenazada”, advirtió la investigadora. Todavía no hay evidencias de los resultados de esta teoría, pero todo indica que estamos cambiando calidad de vida por inmediatez y cantidad de información.
Dentro de este contexto, los adultos de hoy, a quien el Dr. Gary Small en su libro “El Cerebro Digital” denomina “inmigrantes digitales” tienen algunos grandes desafíos por delante.

El primero es adaptar su cerebro maduro a los cambios del entorno en el que tiene que vivir. Todo al alcance de un “click”. El ratón de la computadora, el control remoto de la televisión por satélite, el teléfono celular con funciones de chat y mensaje, los cajeros automáticos, los autoservicios de combustible, la banca telefónica. Muchas funciones, pero casi ninguna persona del otro lado con quien interactuar.

El segundo, es entender que los adolescentes, son “nativos digitales”, es decir, tienen el cerebro configurado de manera diferente al de los adultos y como consecuencia, tienen distintas formas de aprendizaje. Este es un punto de atención no sólo para los padres sino también para los docentes. Es muy difícil que un adolescente aprenda algo si se lo explica como hace algunas décadas atrás. Como también es muy difícil que busquen información en diccionarios o que vayan a bibliotecas. Hoy todo se “googlea”. Todo se encuentra a través de los buscadores de Internet, que ofrecen cientos de resultados sobre el tema que buscamos, en menos de un segundo.

El mundo no se detiene y la brecha digital que separa a los adultos de los jóvenes se puede profundizar si no se intenta contenerla.

Los jóvenes sólo conocen una parte de la historia, la de la era digital. La de las imágenes más que mil palabras, la de la multi atención superficial, la de la inmediatez sin tiempo para reflexionar.

Los adultos están transitando el pasaje de un mundo basado en la lectura, la comprensión y la reflexión hacia este mundo actual en constante cambio. Son ellos los que conocen las dos partes de la historia, y por este motivo, deberán adaptarse y encontrar los puntos de contacto entre ambas y de ese modo ayudar a estrechar las distancias.

No es fácil. El esfuerzo es muy grande, pero necesario para que podamos seguir siendo “seres sociales” y no seamos sólo un nombre en las “redes sociales”.

Ing. Fabián H. Montefinal
Gerente General
Excelan Automación S.A.
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