Incidentes en el Congreso chileno, a 39 años del golpe que derrocó a Allende

Un incidente protagonizado por legisladores oficialistas, disturbios aislados y el cierre de la causa sobre la muerte de Salvador Allende marcaron la jornada de conmemoración del golpe de 11 de septiembre de 1973 que dio lugar a la dictadura pinochetista.

El tradicional homenaje de la fecha, que reúne a organizaciones de derechos humanos y partidos políticos de izquierda en la estatua de Allende, frente a La Moneda, pasó este martes a un segundo plano de los actos conmemorativos cuando diputados de la gobernante Unión Democrática Independiente (UDI) irrumpieron con duras críticas apenas cumplido en el Congreso un minuto de silencio en honor al derrocado presidente.

La UDI y sus socios de la alianza gobernante, Renovación Nacional (RN) impusieron en la sesión en la Cámara de Diputados un minuto de silencio por el ex arquero de la selección nacional de fútbol, Sergio Livingtone, y por la periodista Raquel Correa, ambos fallecidos este martes, con lo que la opositora Concertación pidió el mismo homenaje para Allende y las víctimas de la dictadura, según reportaron Radio Cooperativa y La Tercera.

Cumplido el acto solemne, con no muy buena acogida de la bancada oficialista, el diputado Iván Moreira (UDI) gritó que también debía incluirse a los militares que cayeron durante ese período, mientras que, a los gritos, René García (RN) consideró “inaceptable” el homenaje porque dijo tener “amigos que mataron estos condenados”.

El momento de mayor tensión fue cuando el diputado Ignacio Urrutia (UDI) calificó a Allende como “ese cobarde que se suicidó” y expresó que no merecía una ceremonia de este tipo.

La referencia del legislador sobre las circunstancias de la muerte de Allende calaron hondo en la bancada opositora, justo el día en que la Corte de Apelaciones de Santiago decretó el cierre del sumario abierto a fines de 2011 por el juez instructor Mario Carroza, y rechazó la petición que hizo en enero último el Movimiento Socialistas Allendistas, dictaminando que el líder socialista se suicidó durante el ataque militar a La Moneda el día del golpe.

Las consideraciones de Urrutia, contrastaron con el sentido recuerdo de las 25 personas de la Agrupación de Sobrevivientes del Dispositivo de Seguridad del Presidente Salvador Allende (ex GAP), que visitaron temprano La Moneda y llegaron hasta el Salón Blanco, donde está la réplica del despacho donde murió el ex mandatario.

“Ni su propia sangre dimensiona lo que nosotros dimensionamos, vivimos y conocimos con él. Las enseñanzas que él nos dejó como revolucionario, un revolucionario democrático, que sabía que por intermedio de las urnas podíamos llegar a cambiar esta sociedad”, expresó la presidenta de la entidad, Berta Chandía.

La comitiva realizó un acto frente al ingreso por el cual solía entrar Allende a la sede de gobierno, donde reafirmaron su compromiso con la búsqueda de los restos de sus familiares y reclamaron por la lentitud de los procesos judiciales que aún están en curso para determinar a los culpables de la desaparición de las víctimas que cayeron el 11 de septiembre.

Cerca del mediodía, organizaciones de derechos humanos exigieron frente a la estatua de Allende avances en los juicios por crímenes de lesa humanidad de la dictadura, según informó la agencia de noticias DPA.

“Los violadores de derechos humanos no pueden morir en la impunidad”, reclamó la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro, quien pidió tener memoria de lo ocurrido “para no repetirlo”.

Al monumento, había llegado antes el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, quien pidió la convocatoria a una Asamblea Constituyente para cambiar la hoy vigente carta magna sanciona por el gobierno de Augusto Pinochet.

“Si Pinochet nos obligó a votar con las armas apuntando por una Constitución que es la que nos rige ¿por qué el pueblo no puede determinar libremente en este país una nueva Constitución? Esa es la pregunta”, expresó.

Teillier dijo ver con “esperanza” que “muchos de los planteamientos de Salvador Allende, que hoy día se están discutiendo en el país, los han tomado como bandera de lucha los estudiantes y los jóvenes en general”.

En distintos momentos, también acudieron con sus ofrenda florales a la Plaza Constitución, donde se erige la estatua, representantes de los partidos por la Democracia (PPD) y Socialista (PS), integrantes de la Concertación, la nueva presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, y el titular del Partido Progresista (PRO), el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami.

Los accesos a las inmediaciones del palacio presidencial amanecieron este martes bloqueados por barreras colocadas por la policía de Carabineros, que solo permitió llegar a la figura de Allende a través de un punto de entrada en la calle Morandé y en intervalos entre un grupo y otro.

La jornada, que habitualmente deriva en manifestaciones y enfrentamientos con la policía, se desarrolló casi sin incidentes en Santiago, aunque con disturbios de mayor magnitud en el interior del país.

El vicepresidente Rodrigo Hinzpeter destacó que en Santiago los hechos fueron de menor violencia mientras en otras regiones era relevante la quema de 3 vehículos en Curicó.

“Ayer (lunes) en la noche ya tuvimos algunos episodios de violencia en algunas comunas, no fueron grandes incidentes. En Santiago tuvimos incidentes en San Bernardo, en La Florida, creo que en la comuna de Santiago propiamente tal”, indicó y precisó que los detenidos por estos hechos “no deben superar las 10 personas”.

Hinzpeter llamó a la tranquilidad y el respeto en esta jornada conmemorativa, que culminará por la noche con otras actividades, y se diferenció de la reseña que hicieron los diputados oficialistas en el Congreso.

“El 11 de septiembre es un día muy significativo para la historia democrática de nuestro país. Desgraciadamente el año 73 se produjo un quebrantamiento democrático, un golpe de Estado y desgraciadamente a partir de él además se produjeron violaciones a los derechos humanos que trajeron mucho dolor y mucha violencia”, resaltó.

En dictadura, unas 38.000 personas fueron ejecutadas, desaparecidas o torturadas, según informes oficiales emitidos en democracia.

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