El Centro, que brinda alojamiento y posibilidades de reinserción a hombres sin hogar propio, es un proyecto de la organización social Proyecto7 que dirige Horacio Avila, uno de los fundadores.

Allí, un equipo interdisciplinario de profesionales y voluntarios coordinan las tareas y las decisiones se toman en asambleas donde participan todos los que viven en el lugar.

Que “las fiestas” de fin de año se conviertan en un “día diferente” fue también una decisión de la asamblea.

“Vamos a pasar el 24 lo mejor posible, como en familia, en esta familia distinta que armamos acá” dijo a Télam Octavio, que vive en el hogar de Parque Patricios hace varios meses.

Octavio comparte una rueda de mate con Pedro, Gustavo y Fabio en la entrada del lugar que aloja a 115 varones con historias diversas y una marca común: todos estuvieron en situación de calle.

“Pasé las fiestas acá en 2009 con 35 compañeros”, recuerda Gustavo, que vivió dos años en la calle, estuvo internado, le amputaron dedos a causa de la diabetes y que ahora espera “pasar lo mejor posible este 24, todos juntos”.

“No son las mejores fiestas, pero vamos a hacer algo especial para el 24”, comparte Fabio, quien estuvo internado en un hospital psiquiátrico dos años, y que ahora busca una nueva oportunidad en el Monteagudo.

Por su parte Héctor, para quien los días festivos “son un día más”, vive hace 6 meses en el hogar “donde me tratan muy bien, incluso me ayudan en mi recuperación, porque soy adicto a las drogas”.

Su memoria de otra navidad lo remite “a un 24 que pasé sólo, con un pan dulce y un paquete de cigarrillos en una estación de servicios abandonada”.

Este año su historia es otra porque “lo vamos a pasar con los muchachos y con el director, porque somos como una familia enorme acá”.

Además de preparar un menú especial para el 24 a la noche, el equipo de Proyecto7 está reuniendo comida y juguetes para personas en situación de calle que viven en hoteles de la ciudad.

El pan dulce va a estar presente gracias a las habilidades gastronómicas de Ricardo, maestro pastelero que vive en el Centro hace 8 meses.

“Caí en la mala, perdí el trabajo, estuve en silla de ruedas, y ahora ya estoy de pie, trabajando y preparando pan dulce para compartir con los muchachos”, cuenta.

Ricardo tiene hijos gemelos con los que espera pasar el 31 “pero el 24 me quedo acá para compartir entre todos” asegura.

Desde el sector de camas cuchetas se acerca Jorge, con su bastón. Tiene una disminución visual importante, estuvo ciego, vivió con una familia amiga hasta que los desalojaron y se encontró en la calle.

“Acá estoy muy bien, porque este lugar es apropiado para que yo pueda manejarme y, además, me brindan asistencia médica”, señala.

Piensa pasar la noche del sábado con su hijastra de 20 años “pero el 31 lo paso acá, para compartir con los muchachos”, aclara.

En una de las paredes del Monteagudo se destacan pinturas que reproducen lugares emblemáticos de Buenos Aires.

Son obras de José, que llegó hace 5 meses al hogar, que fue profesional del kickboxing pero se rompió los ligamentos “y de pronto, me encontré en la calle”, relata.

Descubrió que con la pintura “ocupaba el vacío que tengo adentro y me da la posibilidad de conocer gente buena, como la que hay voy conociendo acá”.

Para él “las fiestas son un día más…están buenas las costumbres del brindis y todo eso, pero lo que importa es seguir adelante cada día”, afirma.

El Monteagudo acaba de lanzar su revista “Nunca es tarde” que surgió de un taller de escritura que realizan los hombres.

Para sostener la publicación necesitan aportes, los que se pueden efectivizar contactando al equipo a través del correo electrónico revistanuncaestarde@gmail.com.

También necesitan ropa de hombre, sobre todo de verano, y elementos para higiene que pueden acercarse llamando al 4912-3568 o escribiendo a: proyecto7bsas@gmail.com.

El Centro es de puertas abiertas, cualquier persona puede acercarse, incluso y sobre todo, para compartir un “día diferente”.