Histórica huelga de hambre en Papini

Escribe Antonio J. González.

Fue un acto obrero que hizo historia en los años posteriores a la Revolución Libertadora y en días que gobernaba el Dr. Arturo Frondizi. A partir del derrocamiento de Juan D. Perón se produjo el desesperado intento de los “libertadores” por borrar de la sociedad argentina todo vestigio de “peronismo”, luego de la acción transformadora emprendida en aquellos años.

El malestar obrero se inició cuando la patronal, en 1959, quiso cerrar una de las secciones de la empresa, desconociendo la resolución provincial que declaró legal el conflicto y ordenó la reposición del personal en la sección correspondiente hasta que se arbitrara una solución. La empresa también se negó, pese a la decisión ministerial, a pagar a los obreros los salarios que les correspondían por tiempo trabajado.

Los trabajadores que efectuaron la huelga de hambre destinada a resistir la maniobra de Papini Hnos. fueron: Eduardo Rufyna, Victorio Greco, Francisco Pavenal, Miguel Distéfano, Roberto Calvín, Horacio Calvín, Eduardo Calvin, Alberto Alvarez, Raúl Troyon, Benigno Pais y Juan Pereyra. Frente al edificio de la firma organizaron un acto. La totalidad de los trabajadores de la empresa y una enorme cantidad de personas llenaron totalmente las adyacencias y siguieron, con entusiasta interés, la palabra de los oradores.

Habló el obrero Manuel Mendez, quien señaló que en este conflicto está en juego toda la clase obrera argentina, “pues la medida tomada contra nosotros es la que se tomará luego con el resto de los trabajadores del país”. Recordó que el ministro de Economía e interino de Trabajo y Seguridad Social, capitán Alsogaray, dijo en una oportunidad que los obreros piensan vivir como holgazanes. Afirmó que los patrones comercializan el esfuerzo obrero. “En agosto trabajamos y no cobramos”, expresó.

“Estamos hoy aquí presentes hombres que peinamos canas y recordamos los tiempos en que luchábamos contra los cosacos en Avellaneda. Creíamos que esos tiempos habían terminado, pero ya vemos que no es así: hoy volvemos a tiempos peores que aquellos”.
Por último declaró que era una tribuna gremial y no política, porque el doctor Palacios, que lo seguiría en el uso de la palabra “es un paladín de la legislación del trabajo”.

“He venido llamado por los obreros por un asunto doloroso que los patronos insensibles no quieren comprender”, dijo. “Ellos se preocupan por las máquinas: las revisan, las aceitan…, pero desconocen que la verdadera máquina, el verdadero motor, son los obreros que con su esfuerzo llevan adelante a la República. A ellos hay que cuidarlos”.

Habló luego el diputado radical Juan Manuel Casella Piñero. “Estos muchachos de Papini –dijo- …han reivindicado al movimiento obrero argentino”.

Palacios se hizo cargo de la defensa legal de los trabajadores, logrando que abandonaran momentáneamente la huelga de hambre. Un representante de Frondizi vino para averiguar el estado de salud de los obreros que realizaron la protesta. El gobernador pidió a los obreros que una delegación lo visitara.

Al fin, los trabajadores triunfaron. Un acta fijó que la empresa se compromete a “no despedir más obreros que los que han expresado su conformidad con tal medida, los que serán indemnizados. Asimismo reabrirá de inmediato sus puertas y abonará el setenta y cinco por ciento del haber de vacaciones a los obreros que se vean momentáneamente afectados por la demora en poner en funcionamiento los hornos”.
Días históricos que afirmaron a la ciudad como un punto vertebral de las luchas de los trabajadores.

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