Fue ayer…  sólo 35 años

Escribe: Cristina Osimani.

‘Lee y conducirás, no leas y serás conducido’

Santa Teresa de Jesús

 
Es innegable referirnos al paso del tiempo, y qué paradoja, el libro es amigo del tiempo, porque tiene la capacidad de caminar junto a él. Así con este sentimiento cientos de personas se acercaron para rememorar una vez más la quema de libros del año 1980. Por este motivo el día 26 de junio pasado, ahí en Sarandí, en las calles Ferré y C. Larralde, tras una convocatoria de la Comisión de Bibliotecas Populares de Avellaneda, para que la comunidad sepa por qué hace 35 años alguien o muchos decidieron que los libros debieran morir. Y como en el cuento fantástico publicado en 1953 de Ray Bradbury, ‘ Fahremheit 451’, los libros tenían que extinguirse pues poseían voz propia y hacían infelices a las personas. Como decía al comienzo de esta nota, el libro camina junto al tiempo y es por eso que aquel día y muchos días más no se logró el objetivo de hacerlos desaparecer por medio del fuego. Recuerdo, mientras escribo, la muerte de Moreno cuando fuera arrojado al mar, esa frase célebre de Saavedra…hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego. Sentí por esto, un paralelismo con este hecho… hacía falta también, tanto fuego para borrar palabras que encendieran libertad y sabiduría… en fin.

 
Nos acompañaron esa tarde el Sr. Intendente Ing. Jorge Ferraresi, el Sr. Srio. de Cultura y Educación de la Municipalidad de Avellaneda, Antonio Hugo Caruso y personalidades como el Sr. Antonio González, poeta, periodista, escritor y artista plástico que fuera uno de los oradores sobre el tema que nos había convocado. También se hicieron presentes con su testimonio testigos muy valiosos de lo que ocurrió ese día nefasto del año 80, relatando con el énfasis propio, de aquellos que debían comprobar y aceptar lo inaceptable. Además no podían faltar los hombres y mujeres que trabajan en esos recintos del saber y que conocen lo que significa tener contacto con los libros, su textura, su olor, el sentido y el valor de la palabra, que representan sin ninguna duda, un aporte sin igual para la comunidad en general.
Todo conmueve en este mundo, por momentos tan incomprensible, pero hay otros muy sublimes en la vida de los seres y esa tarde de junio, húmeda pero ciertamente luminosa, nosotros los representantes de las Bibliotecas estábamos allí para sembrar libros y no hubo manos que no tuvieran uno ellos, eso fue para nosotros un objetivo logrado. Luego caía la tarde y las primeras sombras de la noche nos vio descubriendo una placa recordatoria y muchas manos alzadas con libros, testificando que la misión se había cumplido; mientras la sirena de los Bomberos de Sarandí acompañaban la emoción de todos los presentes.
Para terminar diríamos como dice el título de esta nota ‘Fue ayer…sólo 35 años’ y agregar que nunca más tengamos que testimoniar el horror, en cambio, la consigna sería ser testigos vivientes de que la palabra escrita es y será un derrotero hacia la libertad de los hombres.

 
Cristina Osimani
cristinaosimani@yahoo.com.ar

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