Parodi, autodidacta, fue pintor de su pueblo. Fue un artista popular. Sus obras se basaban en antiguos corralones, y viejas estampas de los arrabales, construcciones rurales, almacenes de ramos generales, y hasta el mismísimo patio de “La Ciudad”.

Decenas de sus cuadros pasaron de las galerías de San Telmo a colecciones europeas.

Importantes coleccionistas nacionales también se interesaron por su producción pictórica. Sin embargo vivió humildemente, como un obrero del arte, trabajando hasta sus últimos días en su domicilio de Crucesita.

Entre los honores con que fue distinguido, fue Ciudadano Ilustre de Avellaneda; “Mayor Notable Argentino 2003” por la H.Cámara de Diputados de la Nación, y además obtuvo innumerables premios y distinciones.

Pero lo más destacable de Aldo Parodi, además de su obra, ha sido la enorme cantidad de amigos que siempre lo acompañaron en vida.