Extraño teatro

Escribe Claudio Penso, especialista en impulsar procesos de cambio y crecimiento.

El teatro japonés puede parecer extraño para un occidental y en cierto sentido lo es, ya que se trata de una expresión filosófica configurada a partir del entretenimiento. Quizá las artes escénicas más tradicionales son el Noh y el Kyogen intercaladas dentro de una misma función y conocidas como Nogaku.
El Noh es un género dramático, que contiene rasgos sutiles de refinamiento, simplicidad y un halo misterioso. Esta representación musical y teatral tiene movimientos muy ensayados, los actores usan máscaras para simbolizar a sus personajes. Las obras se basan en leyendas antiguas que cuestionan el destino de los hombres y su transitoriedad. Entre los actos del Noh se representa el Kyogen. Es una comedia con diálogos y gestos veloces sobre la cotidianeidad de las personas comunes en una sociedad feudal. El personaje característico es el sirviente que con grandes pinceladas de humor representa sus peripecias diarias para reírse de ellas y de sí mismo.
Así como en el teatro japonés, la vida de los hombres transcurre como una obra que contiene todos los géneros. ¿Cómo se va configurando el entramado? Algunas dosis de drama, misterio, momentos en los que se cuestiona el destino  y su esencia efímera. Ninguna vida está exenta de situaciones cómicas, sobre todo vistas en perspectiva. Cuando la obra se acerca al epílogo, el personaje puede reírse de sus desventuras y de sí mismo.
Es el protagonista y el espectador al mismo tiempo y aunque lo ignora, también el autor de su propia obra.

 

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