Entorno interpersonal en situaciones traumáticas

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Las personas que son víctimas de los desastres naturales, o las personas que son víctimas de situaciones traumáticas causadas por otros seres humanos, tienen una necesidad extrema de contar con un apoyo social que sea adecuado para esas situaciones extremas que les ha tocado vivir, un apoyo social que va a ser necesario que provenga tanto de la familia, como de sus allegados, de la comunidad, o de aquellas otras personas con las que ha tenido que compartir la situación traumática en común.

La disponibilidad de este apoyo, puede verse comprometida cuando aquellos a quienes se les requiere estar disponibles para apoyar a esa o esas personas, ven también cambiadas sus vidas por ese suceso traumático, a manera de una victimización indirecta. Los familiares y amigos de los sobrevivientes de un desastre pueden haber presenciado directamente el hecho, o recibido información gráfica o televisiva, acerca de las circunstancias del acontecimiento, con lo que les puede generar imágenes de índole intrusiva y reacciones negativas a sus mentes.

Por ejemplo, cuando ocurre un secuestro, o una toma de rehenes se prolonga por varios meses, los familiares de las víctimas, se ven sometidos a condiciones de distrés intenso y prolongado, que se va agravando por la incertidumbre de la no resolución inmediata de la situación. En general, las víctimas de un trauma, establecen una barrera para prevenir el acceso de todas aquellas personas que no le signifiquen una figura segura y protectora, o que no hayan sobrevivido a un trauma similar en el pasado, y en general con esas personas que hayan sobrevivido a un trauma en el pasado, suelen establecer una empatía casi inmediata.

Estas personas, víctimas de sucesos traumáticos, suelen presentar un conflicto intenso entre la necesidad de dependencia, y la recuperación de su autonomía personal. Una familia bien constituida, una familia que es estable emocionalmente, va a conferir un sentido de seguridad posterior al trauma, y va a ir sirviendo de amortiguador natural, ayudando al paciente que se está en tratamiento, a expresar sus reacciones dolorosas, a clarificar en forma realista las responsabilidades, y a incitarlo a recuperar su actividad laboral y sus relaciones interpersonales. Estas funciones normales y autoprotectivas en el seno de la familia, son las que tiene una familia intacta, y en ocasiones pueden verse comprometidas cuando todos los miembros de la familia han sido expuestos a una situación traumática común, o cuando existen patrones disfuncionales previos en el funcionamiento de la familia.

Cuando la familia esta intacta, cuando tiene una base sólida, los diferentes miembros de la familia pueden pasar por diferentes fases, y tener diferentes actitudes de respuestas al estrés traumático. Por ejemplo, un miembro de la familia, puede tener la necesidad de discutir, y de rememorar el trauma, mientras que otros, desean rígidamente negar la situación y evitar de esta manera los recuerdos, elevando las barreras para apuntalar el grupo familiar frente a la adversidad que les tocó vivir.

Cuando los patrones de conducta familiar, tienen disfunciones preexistentes, antes de la situación traumática, suelen aumentar sus dificultades a la hora de comunicarse entre sí, aparece el aislamiento y el riesgo de rupturas. Cuando la cohesión familiar es frágil, puede inducir a la familia a una mayor rigidez o al caos en su funcionamiento posterior a la situación traumática. Las estructuras tales como los grupos de apoyo, los grupos comunitarios de apoyo, los grupos de autoayuda, la psicoterapia, pueden ayudar y pueden jugar un rol determinante y decisivo en la recuperación de las víctimas.

Un buen grupo de apoyo social, provee la ayuda necesaria a quienes han sido sorprendidos y sobrepasados por la situación traumática, también permite que las personas compartan preocupaciones que tienen en común, les permite compartir sus temores y sus recuerdos traumáticos, y lo más importante, que con este ejercicio vivencial con otras personas que hayan transitado por situaciones traumáticas, van aumentando la capacidad de tolerancia a sentimientos que son perturbadores para su sistema emocional, es decir, se van recuperando lentamente en el compartir fluido con otras personas víctimas de sucesos traumáticos y al amparo de una continencia adecuada.

Licenciada en Psicología Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
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