Elegir o aceptar

Escribe Claudio Penso.

 

Pasó medio siglo cuidando y amando a esos árboles. Hoy era el segundo exportador de su región. Miró hacia atrás, había llegado lejos. Sin embargo, algo lo acuciaba, tenía 80 años, su único hijo estaba en crisis y pensaba en el futuro con preocupación. Había poco tiempo para resolver la transición. El hijo tenía el mismo nombre que su padre, prefería que lo llamaran por su apodo, toda su vida había sido “el hijo de”. Para salvaguardar su identidad y su orgullo, se mantuvo alejado de la finca familiar. Como arquitectos, desarrolló junto a su esposa una empresa constructora. Habían prosperado en proyectos de obra pública. El colapso del gobierno los sumergió en una aguda depresión. No tenían trabajo ni recursos. La única salida era la empresa de su padre. Lo sentía como una capitulación.

Reflexioné acerca de la abrumadora realidad, la mayoría de las empresas familiares sucumbe en el primer recambio generacional. Sólo el 1% sobrevive a la tercera generación. No solamente cuestiones estratégicas o de visión separan a los pioneros de sus sucesores. Probablemente, el amor al proyecto es la causa más profunda. Quizá aprendemos a amar aquello que hemos contribuido a crear, estando cerca.

El resultado estaba en el aire, con pronóstico incierto.

 


Claudio Penso
Graduado en periodismo. Se especializó en impulsar procesos de cambio y crecimiento en empresas con potencial que vean el crecimiento como desafío.
Autor del libro Historias con semillas.

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