El rol de los sentimientos en los pacientes depresivos

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Evidentemente, casi todos los componentes de la relación terapéutica, tienen aspectos emocionales. Cuando la relación va bien, el paciente suele experimentar sentimientos positivos hacia el terapeuta, tiene esperanzas de que le puedan ayudar, se siente agradecido al terapeuta, tiene una agradable sensación de seguridad cuando piensa en entrevistarse con el terapeuta, y anticipa con ilusión la siguiente sesión terapéutica. Paralelamente, la eficacia de la relación terapéutica, depende en gran medida de la capacidad del paciente, para experimentar y expresar sus sentimientos durante la sesión terapéutica. Los pacientes depresivos, manifiestan con frecuencia, un sentimiento de falsa autenticidad.

Generalmente interpretan como un signo de insinceridad, su dificultad para expresar ante otras personas, cómo sienten y qué sienten, y también sienten poco sincero el hecho de mantener una fachada social para disimular su pérdida de sentimientos positivos.

Es entonces, que a partir de aquí, muchos pacientes depresivos, afirman que el mero hecho de ser capaces de expresarse emocionalmente, y sin reservas, los ayuda a reestablecer el sentido de honestidad y autenticidad. Por ejemplo, el paciente puede decir, probablemente soy débil para dar rienda suelta a mis sentimientos, pero, al menos, soy honesto en lo que a este tema se refiere.

Así, la libertad del paciente para ser él mismo durante la sesión, le aligera el peso de encubrir sus sentimientos e intentar tener siempre buena cara. Algo muy importante, es el sentimiento de vergüenza que el paciente siente respecto a sus sentimientos, abarca un amplio abanico de actitudes que se tiñen de emocionalidad, por ejemplo, la disminución de su capacidad de expresar amor, o incluso, de experimentarlo, su irritación, especialmente hacia quienes son importantes para él, y su omnipresente ansiedad. Por encima de todo, los pacientes se sienten avergonzados cuando su tristeza parece excesiva, e inadecuada para la situación.

Por ejemplo, un paciente puede decir, tengo cuanto se puede desear, y, aún así, me siento desgraciado, disgustado, e insatisfecho con todo. Los pacientes pueden reprocharse a sí mismos, su aparente falta de aprecio hacia sus bienes, e incluso, pueden experimentar intensos sentimientos de culpabilidad hacia la gente, expresando a través de la frase, y eso que se porta tan bien conmigo.

De hecho, algunos depresivos, se sienten peor cuando sus amigos y familiares, les muestran especial consideración, atención y amabilidad. Las reacciones emocionales de este tipo, y la no poco frecuente experiencia de disminución o perdida del sentimiento de amor, o incluso irritabilidad, hacia su circulo de amigos y familiares, son cuestiones acerca de las cuales a los pacientes depresivos les cuesta mucho hablar, excepto en el contexto de la terapia. Incluso en este caso, no es muy probable que el paciente los saque a colación, hasta que el terapeuta no haya establecido una buena relación con él, y se muestre comprensivo con las reacciones de vergüenza del paciente. El hecho de abrirse, de descubrirse, alivia al paciente de la tensión de tener que suprimir o disimular sus sentimientos.

Es probable que la aceptación por parte del terapeuta de los sentimientos negativos del paciente, reduzca los sentimientos de culpabilidad y de autocastigo que el paciente se impone. También ocurre con frecuencia, que muchos pacientes, se sienten aliviados tras haber llorado durante la sesión terapéutica. En muchos casos, el llanto sin inhibiciones, parece tener algunas propiedades terapéuticas intrínsecas.

Los efectos de la terapia se ven intensificados, cuando el paciente experimenta la sensación de tener un lugar donde expresarse libremente, sin ser juzgado. Sin embargo, algunos pacientes, reaccionan muy mal, tras haber llorado durante una sesión. Especialmente los hombres, y por una cuestión netamente cultural, pueden considerar el llanto como signo de debilidad. Otros pacientes, tienen problemas para controlar el llanto, e incluso, pueden pasarse llorando toda la sesión, a no ser, que el terapeuta ponga en práctica estrategias específicas, que logren sacar al paciente de ese círculo vicioso y encauzarlo hacia una apertura al diálogo, ya que la depresión siempre presenta una amplia variedad de síntomas que se le asocian, como por ejemplo, la pérdida de energía, los trastornos en el sueño, la pérdida del apetito, ó las actitudes negativas hacia él mismo ó hacia terceros.

Lic. en Psicología Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
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