El Obispo Monseñor Rubén Frassia difundió su mensaje de Pascua

«Cristo ha resucitado» se titula el texto del máximo pastor de la diócesis de Avellaneda – Lanús.

Estamos en plena Pascua, y esta celebración recoge y asume toda la historia de la salvación del Antiguo Israel, y define rotundamente por su muerte la victoria sobre el pecado y la misma muerte. Su originalidad es darse por todos, en obediencia al Padre y con su sacrificio realiza la salvación para todos los hombres.

Su entrega tiene un carácter universal. Su amor no tiene límites. Su vida es devolvernos la luz, la bondad, la verdad, el perdón y la justicia. Todo lo que hace el Señor, es de una vez para siempre, Pues lo que es eterno se hace presente en el tiempo, permaneciendo el espíritu de modo perenne le concede a la historia un valor permanente.

¡Cristo ha resucitado! Su sufrimiento no fue escatimado. El dolor, la traición, la burla, y la ignominia no han sido disimuladas. La fealdad del pecado se ha exaltado de manera impensable. Pero Él fiel a su misión, no consensuó (no negoció) con los agresores para disimular el impacto. Vino a darnos su amor y su verdad. A partir de este momento de gracia, la historia se definió. «Yo soy el camino, la verdad y la vida»…. «Quien cree en mi, aunque muera, vivirá eternamente» y «Yo te digo que tu estarás conmigo, hoy mismo, en el paraíso».

El Resucitó. Su Pascua debe ser también nuestra Pascua. Es decir, debemos celebrar, profesar, vivir y rezar. Debemos involucrarnos. Todo lo que se celebra también se profesa, y lo que se profesa y celebra se debe vivir y todo ello es posible por que se reza, y porque fundamentalmente Él nos amó primero, en su muerte sale al encuentro de todos, especialmente al encuentro de la soledad y el sinsentido. Por esta razón, queridos hermanos todos, celebremos su Pascua y su Resurrección como nuestra propia Pascua, nuestro Bautismo nos hace participar de la Pascua de Jesús. Es decir, vivir con un corazón, una actitud, un comportamiento, una responsabilidad, sin ningún tipo de doblez, sin ninguna ambigüedad, y sobre todo sin miedo. El Paso de Dios por nuestra vida debe calar muy hondo, tan hondo, que nosotros no podemos quedar igual.: ya sea en lo personal, familiar, social, público, y eclesial. Cada uno si entendió sabrá obrar. Y si no quiere entender permanecerá en la esclavitud del pecado y de la ignorancia.

¡Felices Pascuas para toda nuestra Comunidad! ¡Felices Pascuas para todas las personas y familias de buena voluntad! ¡Felices Pascuas para todos los que tienen y llevan consigo los dolores de la violencia, de la injusticia, de la mentira, de la muerte de los seres queridos! Para que todos recibamos este mensaje: «Animo, no teman. Yo estoy con Ustedes, se acerca vuestra salvación».

Los bendigo a todos y a cada uno de ustedes como padre y pastor.

Mons. Rubén O. Frassia Obispo de Avellaneda-Lanús

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