El Frente para la Victoria ya no se ocupa de la justicia social

Escribe el Dr. Juan Manuel Casella.

Durante los primeros cuatro años de gobierno del Frente para la Victoria –entre 2003 y 2007- la economía argentina creció a tasas muy importantes y lo mismo sucedió con el empleo. La industria se recuperó a partir de la capacidad instalada ociosa y esa recuperación significó un incremento de la mano de obra ocupada.

Pero a partir del 2008, el ritmo de crecimiento de la economía fue disminuyendo perceptiblemente y hoy nos encontramos frente a una situación de estancamiento que afecta en mayor medida a las industrias mano de obra intensivas, como la construcción.

Desde el punto de vista histórico, el peronismo fue el partido de la justicia social. Nunca le importó demasiado la libertad –centralmente, la de los opositores- pero siempre actuó como impulsor de la búsqueda de igualdad que, en la década de los cuarenta, constituía una convocatoria movilizadora para los importantes sectores sociales incorporados a la industria sustitutiva.

El modelo hoy vigente reivindica las banderas históricas del justicialismo nada más que desde la retórica discursiva, desde el relato. Porque en la práctica, el nivel de pobreza y exclusión –que según el observatorio social de la UCA está aproximadamente en el 25% de la población – no disminuye desde el año 2008.

¿Por qué sucede esto? Por tres razones: en primer lugar, porque la economía ya no crece a tasas importantes y ahí se nota la falta de un programa económico serio y bien diseñado que aproveche la coyuntura internacional, tan favorable en materia de precios y tasas de interés. En segundo lugar, porque la inflación carcome el salario, especialmente el de los sectores de menores ingresos y por supuesto, nos estamos refiriendo a la inflación de las góndolas y los mostradores y no a la mentirosa del INDEC.

Pero en tercer lugar hay una razón política: los que conducen el gobierno creen que les conviene la pobreza, porque implica voto cautivo.

Los planes sociales y la amenaza de que si cambia el gobierno sus beneficiarios los perderán, han convertido al viejo Partido Justicialista en un moderno Partido Clientelar que cree que conservar la pobreza es una manera de mantener el poder.

Por supuesto, un planteo de esta naturaleza es inmoral, injusto y antieconómico. Y la inmoralidad se profundiza cuando nos enteramos de que muchos punteros del Frente para la Victoria terminan «coparticipando» del importe de los planes sociales. Nadie mejor que ellos para saber cuánto les conviene la pobreza.

Dr. Juan Manuel Casella
estudiocasella@cpacf.org.ar

noticias relacionadas