El cerco de la impunidad

Escribe el Dr. Juan Manuel Casella.

En notas anteriores hablamos de un tema de notoria actualidad: la corrupción. En la opinión pública está instalada la sensación de que los gobernantes se han enriquecido ejerciendo el poder y que ese enriquecimiento se ha hecho a costa de los dineros del Estado, de extrañas negociaciones con empresarios inescrupulosos y de la destrucción de los sistemas de control que pudieran impedir o por lo menos, limitar esas deformaciones.

En estos días aparecieron dos medidas de fondo que forman parte de lo que denomino el cerco de la impunidad.

Por un lado, la reforma de la justicia, que permite que el gobierno tenga mayoría propia en el Consejo de la Magistratura y a partir de esa mayoría, la posibilidad cierta de nombrar jueces adictos o de amenazar con la remoción a aquellos otros que no se sometan al poder.

La segunda medida es el blanqueo, que permite legalizar fortunas originadas en la evasión fiscal, en la coima o en actividades ilegales como el narcotráfico. El blanqueo no solamente permite oficializar dineros mal habidos, sino que además implica una amnistía para los evasores, los coimeros y los traficantes. Por eso, durante tres meses –duración del plazo del blanqueo- la Argentina será un paraíso fiscal.

Es muy difícil la convivencia en una sociedad donde un sector tan importante tiene garantizado el acceso a fortunas de origen irregular, con absoluta impunidad. Además, se amplia la diferencia entre ricos y pobres, se malgasta el dinero del Estado y se consagran privilegios que también implican poder político concreto.

Si no terminamos con la corrupción impune, la corrupción terminará con nosotros.

Dr. Juan Manuel Casella
estudiocasella@cpacf.org.ar

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