El arca de la historia: La Fundación de Avellaneda

Escribe Raúl J. Fernández.

 

Barracas al Sud, hoy Avellaneda, tiene, al igual que muchas otras ciudades de nuestro país, la particularidad de su gestación espontánea, sin que haya existido acta de su fundación, manifestación o deseo de alguien en proceder a su creación. Esto sucede con grandes ciudades, por ejemplo Rosario, eterna rival industrial de AVELLANEDA, o innumerables pueblos del interior que no conocen fundador y les ha llegado por tradición oral el nombre de los primeros pobladores, y de quienes devenidos en pioneros se han transformado en fundadores o familias fundadoras en nuestro extenso país. Cuesta mucho suponer que Avellaneda, tan próxima a la indomable Buenos Aires entre en esta categoría, pero indubitablemente esto es así.

Esta dificultad ha pretendido ser salvada, conmemorando anualmente, la fecha de creación del Partido de Barracas al Sud, ocurrida el siete de abril de 1852, formado sobre la base de los cuarteles 1º, 2º y 3º de la anterior jurisdicción de Quilmes. Dejando constancia que omitiré deliberadamente algunas pequeñas discrepancias que hay sobre esta fecha. Sería largo y ocioso enumerar todos y cada uno de los antecedentes poblacionales de las márgenes del Riachuelo, que por otra parte nada agregaría al conocimiento histórico de la formación del pueblo pues poco o nada tuvieron que ver en su desarrollo, como ya explicaremos. En tal sentido, mencionaremos el Camino Real a las Pampas del Sud, recorrido por Hernandarias en los primeros años del siglo XVII, Las Ensenadas del Cabildo, los frailes Betlemitas, la estancia de los Dominicos todos, el Puerto en El Riachuelo etc., sin duda hechos importantes, pero en ningún caso fundacionales del pueblo.

Como no había puente alguno sobre El Riachuelo, el Cabildo de Buenos Aires otorga la concesión para la construcción de un puente sobre el mismo al vecino Juan Gutiérrez Gálvez. En principio se lo proyecto en piedra y argamasa pero la falta de materiales y artífices en construcción es de este tipo hizo que se decidiera su construcción en madera sólida, resolviendo su emplazamiento aproximadamente tres cuadras aguas arriba del paso de La Canoa. Usado hasta entonces, por ser allí más angosto el lecho del río, se lo libró al uso público el primero de diciembre de 1791, ocasionando este puente algunas modificaciones en la zona.

Hubo, además, otras modificaciones edilicias, ya que se instaló la caseta para el cobro del peaje y poco después una pulpería a la que luego se agregó otra pulpería y dos o tres casas dispersas.

En realidad, el puente dio lugar a la formación del primer núcleo poblacional, dedicado fundamentalmente a atender el paso de carretas por el puente y la prestación de servicios comerciales.

En cuanto al término barracas, la primera definición de este vocablo señalaba a las casetas o albergues construidos toscamente y con materiales ligeros. Este tipo de vivienda en el Río de la Plata se lo denominó “rancho” quedando el vocablo para designar a los galpones de madera destinados en principio como vivienda transitoria de los esclavos y luego depósito de los frutos del país (cueros, lanas etc.) destinados al
tráfico de exportación.

Por entonces se llamaba, tierras de pan llevar, a las destinadas a la agricultura y labranza reservadas para la siembra de cereales y verduras para consumo general.

Donde se excluían animales para la producción y solo se aceptaban los imprescindibles para la labranza. En síntesis, eran zonas agrícolas donde no se permitía la ganadería, ni actividades industriales El ocho de mayo de 1806 se determina que hasta l/4de legua (1250 metros) del Puente de Gálvez, se fijan como tierras de pan llevar en tanto que en 1817 se amplía a un radio de seis leguas ( 30 Km.) la referida zona. Esta disposición duró en particular, hasta de l822 cuando se dispone el traslado de saladeros, grasería, y fábricas de jabón a las márgenes del Riachuelo, según pasamos a comentar.

El 31 de mayo de 1822, por iniciativa de Bernardino Rivadavia, Ministro del Gobernador Martín Rodríguez, se firma un Decreto poniendo los límites de distancia para la instalación de saladeros, barracas y determinadas fábricas disponiendo que parte de ellas debieran ubicarse al otro lado del Riachuelo. Este decreto se lo ubica En el
Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires bajo el número 366 páginas 213 y en su texto se inicia una nueva etapa, a partir de este decreto, dando lugar al nacimiento de Barracas al Norte y de Barracas al Sud, cruzando el Riachuelo.

Destacamos que el pueblo comenzó a formarse luego de una medida de carácter ambiental que llevó a la margen sur del Riachuelo a aquellas industrias que contaminaban ya por entonces a la ciudad de Buenos Aires, disponiendo alejarlas de ésta, despreocupándose de mejorar sus métodos y procedimientos.

Al instalarse los saladero, graserías y fábricas de jabón, comenzó a formarse el caserío aledaño a los establecimientos industriales, dando lugar a la formación de pueblo y a la vez de un primitivo proletariado que laboraba en los mismos, como así también de una burguesía industrial entre los propietarios de esos
establecimientos.

Obviamente, la figura de Juan Manuel de Rosas, no es el centro de esta nota, pero su mención resulta insoslayable debido a la intervención, directa o indirecta, relacionada con el pueblo, que le cupo tanto en lo industrial, político y social, a punto tal de poder afirmar quien esto escribe, que la elevación del pueblo al rango
de municipalidad, a 30 años del comienzo de su formación. Más allá de los loables fines en que se fundamentaron, tiene neta raíz política, con el fin de controlar, bien de cerca, a esa clase social proletaria y la burguesía industrial que era manifiestamente adicta a Rosas.

La fecha aludida del 31 de mayo de 1822, es absolutamente opinable, pues hay quienes, con alguna razón encuentran en la habilitación del puente de Gálvez un hecho fundacional por el caserío que se formo cerca del mismo, pero estos nunca pasaron de ocho o diez vecinos, dedicados a la atención de los viajeros, algunos de los cuales emigraron el 1817 luego de la nueva definición de tierras de pan llevar.

Desde que se comienza a formar el pueblo en 1822, hasta su elevación a municipio, transcurrieron tan solo tres décadas, durante los que se dio un crecimiento constante y sostenido del pueblo y se produjeron en el, hechos
trascendentes a nivel nacional que merecen integrar la historia del Partido. Procurando al mismo tiempo analizar, prudentemente y sin pasiones si corresponde tomar en cuenta la fecha de 1822 como la de formación o inicio del pueblo, y a esta definición apunta este trabajo de investigación histórica.

Avellaneda no nació espontáneamente el siete de abril de l852, ignorando todos los sucesos precedentes, tal como pretendió una corriente histórica que quiso ignorar u opacar todo lo relacionado directa o indirectamente con Rosas. Hay antes de esa fecha al menos 30 años de una rica historia, con hechos de gran trascendencia política, económica y social que la historia oficial, a nivel local, debe considerar y divulgar.

La designación de la fecha propuesta, no anula ni invalida la del 7 de abril de 1852, por el contrario, la complementa, ya que esa es la fecha de nuestra “independencia municipal” y por lo tanto la de máxima importancia a nivel local.

Por otra parte todas las ciudades y localidades que componen el Partido de Avellaneda han determinado su fecha de fundación, excepto la ciudad cabecera que nunca se ha expedido sobre este asunto.

Cabe destacar que en caso de reconocer el 31 de mayo de 1822 como fecha fundacional de la Ciudad cabecera del Partido de Avellaneda estaríamos a pocos meses de celebrar el bicentenario de nuestra ciudad.

De todas maneras, sea esta, u otra, la fecha fundacional designada, entiendo que es imprescindible determinarla para completar nuestras bases históricas.

Nota del autor: La presente nota es una apretada síntesis de un trabajo de investigación histórica
presentado ante el Congreso de Historia de Barracas al Norte en 2015.

A quienes les interese contar con la fundamentación completa pueden solicitarla al email rjfcra@yahoo.com.ar

 

 

Raúl Fernández

Miembro Titular de la Junta de Estudios Históricos de la Municipalidad de Avellaneda 

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