Educación, escuelas, maestros/as en Avellaneda

Escribe: Antonio J. González.


En el desarrollo de la educación argentina nuestro territorio muestra un protagonismo importante a partir de Sarmiento. En ese plano se ubican muchas maestras que en diferentes épocas fueron notables educadoras
y ejemplares ciudadanas en Avellaneda.

En 1852 contaba con 3 escuelas estatales creadas por el fundador del municipio Martín de la Serna: una de varones, una de niñas y otra en Lomas de Zamora que entonces pertenecía a nuestro distrito. Pero en
1873, por disposición, de Domingo F. Sarmiento se crea la primera escuela en Crucecita.

Maestras pioneras que poblaron las primeras escuelas, como Clementina Rendón que en 1891 asume la dirección de la escuela Nº 13 Infantil de Barracas al Sud. Junto a ella se fueron sumando otras mujeres pioneras en la tarea educativa básica, hasta que en los primeros años del siglo veinte la joven Julia Caballero Ortega, de origen español, fue la primera docente en señalar el uso del guardapolvo blanco en las escuelas, tal como lo reconocen ilustres historiadores del proceso educativo en el país como Adriana Puiggrós.

Más adelante se destaca la labor ejemplar de la docente, escritora y pensadora Herminia Brumana que, en las primeras décadas de ese siglo, ejerce la docencia y luego la vicedirección de una escuela en Wilde.

Brumana ya era conocida desde 1918 en el país por sus libros de relatos, reflexiones y notas periodísticas y su militancia social desde el anarquismo. Para 1920 contábamos con con71 escuelas estatales y dos particulares.

Más adelante, en los años ’30, Raquel Español actuaba como docente en escuelas al mismo tiempo que continuaba con su actividad literaria. Por esa época, las hermanas Bouchaton iniciaron el primer taller de
enseñanza artística en la ciudad.

En la década del ’40 se inaugura en el Cementerio de Avellaneda una escultura de Antonio Sassone en recuerdo de Juana Fernández de Requena, la “madre educadora”, que simboliza el reconociendo a las
mujeres en la instrucción popular.  Éstas fueron sólo menciones de maestras notables, pero no fueron las únicas porque la historia educacional de nuestra ciudad está cubierta de ejemplos similares, acciones solidarias y posiciones sociales comprometidas con la realidad de su época. Todas, seguramente, dejaron marcas indelebles en corazones y mentes, y por ello valen estas palabras de reconocimiento.

La vieja Escuela 64 -hoy Escuela Nº 66 “Entre Ríos”- cumplió más de 100 años y en esos tiempos fue Directora la Srta. Yorga Salomón, maestra entrerriana llena de valores inigualables. En el año 1968 dijo que iba a concursar en el programa “Odol pregunta” por un millón de pesos y que si ganaba el certamen los iba a donar íntegramente a la Escuela, a los bomberos, a la Cruz Roja y a los Scout de Villa Dominico y así
cumpliendo una vez más con su palabra, donó dicho importe.

En las décadas siguientes una docente y pedagoga, Otilia Delledonne de Traverso, ocupó funciones educativas y la dirección escolar en el distrito.

Era artista plástica, escritora y periodista con una activa militancia a favor de la paz y la confraternización entre los pueblos. Su labor mereció el nombramiento como Ciudadana Ilustre de Avellaneda. En esa época
también señalamos la actuación de la pedagoga e investigadora Andrea F. Emanuele de Prieto en establecimientos locales.

Raquel Español, de docente a poeta
Era tucumana de nacimiento pero se afincó en Wilde. Había terminado su carrera de docente y ejerció como profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. “El director de Nueva Vida… me había contado del aislamiento de los últimos tiempos y de la soledad en que vivió y murió” cuenta Gioconda de Zábatta. Ella que acostumbraba estar rodeada de niños, maestros y padres y que poblaban sus días muchos libros propios y ajenos que la ayudaron a ejercer el oficio de educador, mucho más que el de simple docente.

Además de maestra de grado, Raquel ocupó la dirección de las escuelas 14 y 22 y de la  Escuela Parroquial de Wilde. Ejerció el periodismo desde las páginas de los periódicos Nueva Vida y Nueva Época, además de
colaborar con publicaciones de otros países. Tenía una actitud abierta y solidaria, preocupada por su comunidad y la integridad humana, la que le permitía llegar con sus ideas y enseñanzas no solamente en nuestra ciudad sino en conferencias realizadas en diferentes lugares del país.

Escribió poesías, narraciones, teatro infantil, ensayos históricos, abarcaba el amplio espectro del conocimiento y la creatividad fiel a sus convicciones en la búsqueda de un humanismo activo. En muchas
bibliotecas se encuentran sus obras, algunas de ellas pueden consultarse en la Biblioteca Pública Municipal y en la Biblioteca Popular J. M. Pueyrredón. La frondosa producción literaria se refleja en: “Hojas Sueltas”, poesías, 1932; “El pequeño Artista” comedias infantiles, 1932; “Por rutas Cordobesas” 1939; “Cuentos infantiles”; “Pétalos perfumados” 1943; “De Navidad a Reyes” 1948; “San Martín y Belgrano”, “Síntesis Histórica de la ciudad de Avellaneda”, son algunas de sus publicaciones.

En 1960 fallece en el Hospital de Wilde y sus restos sufrieron por unos años del abandono y el anonimato. Gracias al esfuerzo y la preocupación de sus compañeros periodistas se recuperaron y descansan en el
mausoleo del Círculo de la Prensa en el cementerio local desde 1961, junto a un pequeño monumento en su memoria.

Recién 26 años más tarde,  por resolución del Honorable Concejo Deliberante, se le pone el nombre de Raquel Español a la calle que se llamó Monte, y se descubre una placa recordatoria en la esquina con la
Av. Mitre.

Raquel concurría a menudo a la Parroquia del Carmen en Wilde. La recuerdan con sus vestidos grises, negros, y un tul oscuro ocultando su rostro. Esto le valió un reproche del cura párroco del lugar: “No quiero
verte vestida de oscuro, Raquel, ponele color a tus ropas, como lo hacés con la poesía”. Ethel Pérsico nos da las señales de esta mujer, sus luchas y sus ideas: “… dicen quienes la conocieron, hacía volar la imaginación, le ponía alas al ensueño, e iba siempre al encuentro de los imposibles. Es así que llamaba a las cosas por su nombre, caracterizándose por su sencillez y riqueza de verbo”.

Pero la incomprensión y el desconocimiento de muchos la rodean de aquel abandono. En 1993, el Grupo Entre Mujeres eleva una nota a la comisión de SADE Central, manifestando su desconcierto “al descalificar a Raquel Español como exponente de la literatura nacional”, y se acompaña una nutrida información sobre su trayectoria literaria y educativa.

Ramon Lema Araujo, educación por el arte
«Cuando en 1965 llego a la Dirección de Cultura para conversar con el entonces director, Basilio Ruíz, a iniciativa de los escultores Sepuccio Tidone, Oscar Albertazzi y el pintor Francisco López Grela –dice Lema
Araujo-, tenía ya un largo recorrido en el arte y la docencia» comienza relatando el Prof. Ramón Lema Araujo los inicios de una experiencia única en Latinoamérica en esa época: la educación por el arte. «.. .mi
regreso a Europa renovando mis contactos y trabajos con Chancerell, Maurice Martnot y con aquel inolvidable maestro creador de la Escuela del Mar de Barcelona, Pedro. Berges y, posteriormente, con Herbert Read -continúa Lema Araujo-.definen la experiencia que quería realizar en la Argentina. Siendo aceptada mi propuesta, inicio las actividades con un curso anexo a la Escuela de Artes Plásticas Alfredo Sturla. El pequeño taller a mi cargo de Educación por el Arte se independizará al año creando la Escuela de Arte y Expresión Infantil (A.E.I.) sumándose luego los profesores Guillermo Ferreyra y Osvaldo Pensa. Así nació el Instituto Municipal de Educación por el Arte (IMEPA), apoyándose en una concepción pedagógica y social que en aquella época era materia común en Europa y otros países modernos.

Desde IMEPA se organiza, en 1969, la primera Bienal de carácter nacional, con intervención de educadores, profesionales, intelectuales y artistas de varias ciudades y provincias argentinas. Tenía el auspicio de la municipalidad local y la Subsecretaría de Cultura de la provincia. Se iniciaba con este acontecimiento una serie de encuentros destinados a las actividades ligadas con la Educación por el Arte en todos sus niveles.

Educación Técnica
Desde 1899 funcionó en Buenos Aires la originaria Escuela Industrial de la Nación convertida hoy en la Escuela Industrial Otto Krause. Recién en 1944 se crea la Dirección General de Enseñanza Técnica, origina el
marco legal que luego recoge la Ley 12921 y se pone en marcha la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional. Nuestra ciudad, que recibía el asentamiento de fábricas, talleres y establecimientos productivos, no podía permanecer al margen de este proceso de capacitación y aprendizaje de trabajadores con el objetivo de cubrir las necesidades de la industrialización de la época. Luego, el 24 de junio de 1946, comenzaron los cursos de la Universidad Obrera de Avellaneda a pedido del entonces Comisionado Municipal, Vicente Garófalo. Eran clases de legislación social y técnica en la sede de los Centros Obreros de Instrucción, ubicados en la calle España y Díaz Velez. Este acontecimiento dio lugar, unos días antes, a un acto público en la Plaza Alsina con la presencia del Gobernador Cnel. Domingo Mercante. En el mismo año se instala la primera Escuela Profesional de Mujeres de Avellaneda, con cursos de artes y oficios  en la sede del Diario La Opinión. Son signos de la época con su impulso transformador.

En este lapso comenzaron a funcionar en nuestra ciudad las escuelas de educación técnica en base a la orientación que en esta materia surgía del gobierno nacional a partir de 1944. En este período abrieron: Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 3 Domínico, Escuela Técnica Nº 3 en Wilde, Escuela Técnica Nº 4 (Longobardi),  N° 5, N° 7 y N° 8 (Angel Gallardo) en Avellaneda y la  Nº 6 en V. Domínico, entre otras. En el Plan Quinquenal de 1952 se expresaba: «la enseñanza media de carácter técnico-profesional tendrá como objetivo propio la formación integral de expertos y técnicos industriales que requiera el progreso agropecuario, industrial y minero del país (…) La racional distribución del alumnado secundario en orden a la necesidad de una mayor formación de técnicos exige reducir la proporción de egresados (del bachillerato, el magisterio y las escuelas de comercio) en un 20 por ciento con respecto a las especialidades técnico y de aprendizaje y orientación profesional.

En ámbitos universitarios, sin embargo, se analizó este proceso histórico en función de su interés en la industria y en la posibilidad que brindaba de unificar a la clase obrera. Se produjo también, según opinaron, la democratización del sistema educativo acorde con la  política económica distributiva y orientada al mercado interno, con todos los beneficios sociales que ello implicaban. En este contexto, en 1955 se abre la
Facultad Regional Avellaneda  de la Universidad Tecnológica Nacional.

La cuestión educativa 1853-1955, Departamento de Historia del Colegio Nacional de Buenos Aires, UBA. Después transcurrió mucho tiempo con las escuelas técnicas funcionando, hasta que se revierte esta situación, a raíz de las políticas de las décadas del 80 y 90,  que desarmaron la red de producción de signo nacional, cerraron las fábricas y el peso del proletariado fue sacudido por un retroceso insospechado unos años antes. Y también la educación técnica se convertía en una herramienta sin función.

 

Antonio J. González

ajgpaloma@gmail.com

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