Se realizó el segundo encuentro entre Barack Obama y Raúl Castro

Mientras el mandatario cubano pidió que se flexibilice el bloqueo que todavía pesa sobre la isla, su par estadounidense renovó su compromiso de “la protección de los derechos humanos” en la isla.

Los presidentes de Cuba y Estados Unidos volvieron a reunirse hoy, esta vez en Nueva York, en un encuentro en el que cada uno se ató a su libreto de cabecera en sus reclamos para con el otro.

Raúl Castro le pidió a Barack Obama que use sus facultades ejecutivas para debilitar el embargo contra la isla si quiere seguir avanzando en el proceso de normalización de relaciones, iniciado en diciembre del año pasado, y Obama pidió a cambio “reformas continuas” en Cuba, que “aumentarían el impacto” de los cambios adoptados por su gobierno para relajar el bloque.

Los dos gobernantes, que ya habían conversado en abril en Panamá, durante la Cumbre de las Américas, mantuvieron hoy una segunda reunión, ahora en Nueva York, donde coincidieron en la asamblea de la ONU. Los escoltaron el canciller cubano, Bruno Rodríguez, y el secretario de Estado
de EEUU, John Kerry.

“No habrá normalización con bloqueo, y no habrá progreso sustancial en el proceso de normalización sin cambios sustanciales en la aplicación del bloqueo”, explicó Rodríguez tras el encuentro, y juzgó que las decisiones ejecutivas tomadas hasta ahora por Obama “son de valor muy limitado”.

El responsable cubano de Exteriores reseñó que el presidente de EEUU dispone de “amplias facultades ejecutivas” que “le permitirían modificar sustancialmente muchos elementos de la aplicación del bloqueo”, y, sin embargo, hasta ahora los gestos “no tocan ningún hecho significativo de la aplicación del bloqueo contra Cuba”.

“El bloqueo impuesto a Cuba persiste en su totalidad, está en completa aplicación; no ha sido en absoluto modificado”, señaló el canciller, para quien “el ritmo del proceso de normalización” de las relaciones dependerá del fin de esa medida.

Desde el anuncio en diciembre del inicio del proceso para la normalización bilateral, Obama pidió sin éxito al Congreso de Estados Unidos, controlado ahora por la oposición republicana, el levantamiento del embargo económico impuesto a Cuba hace más de medio siglo.

Como hace desde hace más de dos décadas, Cuba impulsará el martes 27 la votación de un proyecto de condena al bloque, y algunas versiones señalan que la representación de EEUU se abstendrá, en un hecho por demás simbólico.

Según Rodríguez, en la charla de hoy, que se llevó a cabo en “un ambiente respetuoso y constructivo”, Castro le insistió a Obama sobre su “voluntad de construir un nuevo tipo de relaciones”.

Los dos mandatarios intercambiaron, además, impresiones sobre la visita del papa Francisco a los dos países, hablaron de cooperación en “áreas de beneficio mutuo” y abordaron cuestiones relativas a “la solución de problemas pendientes”, contó el canciller.

Rodríguez reseñó que los dos países están ya dialogando en numerosas áreas como el medio ambiente, la lucha contra el narcotráfico, la búsqueda y salvamento de personas en el mar, el terrorismo, la salud o los servicios de correos, y remarcó que Cuba está dispuesta a discutir un proceso de reparaciones económicas para resolver los reclamos mutuos.

Mientras La Habana pretende un resarcimiento económico por las seis décadas de bloqueo, Washington pretende otro tanto por el proceso de confirmación y estatización de empresas que siguió a la declaración de la Revolución isleña.

Rodríguez dejó en claro, sin embargo, que Washington y La Habana continúan manteniendo profundas diferencias en asuntos exteriores y en otros ámbitos, y volvió sobre el reclamo de la devolución de la base de Guantánamo como un “elemento de alta prioridad en el proceso de normalización”.

La vocería del lado estadounidense quedó a cargo del vocero de la Casa Blanca, Josh Earnes, quien relató que Obama le dijo a Castro que las “reformas continuas” en ese país “aumentarían el impacto” de los cambios de su administración para flexibilizar el bloqueo.

Earnest comentó a los periodistas, en el avión de regreso a Washington, que Obama “reafirmó” ante Castro su “compromiso” con lograr que el gobierno cubano “haga un mejor trabajo” en la protección de los derechos humanos de sus ciudadanos y le pidió que lleve a la isla “en una dirección positiva”.

En un comunicado, además, la Casa Blanca indicó que la reunión estuvo centrada en hablar de los “últimos avances” en el proceso de normalización de las relaciones y de las “medidas adicionales” que pueden tomar los dos gobiernos para “profundizar la cooperación”.

Obama destacó ante Castro los recientes “cambios normativos” anunciados por su gobierno y que “permitirán a más estadounidenses viajar y hacer negocios con Cuba”, además de “ayudar a mejorar las vidas del pueblo cubano”.

La semana pasada entraron en vigor nuevas normas adoptadas por el Gobierno de EE.UU. que amplían a sus ciudadanos las facilidades para viajar, hacer negocios, enviar remesas y prestar servicios de telecomunicaciones en Cuba, aunque el turismo sigue prohibido.

De acuerdo con la Casa Blanca, Obama también subrayó el “progreso” que significó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la reapertura en julio pasado de las embajadas en Washington y La Habana.

Las respectivas delegaciones fueron completadas por la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice; el viceasesor de Seguridad Nacional Mark Feierstein; y la representante permanente ante la ONU, Samantha Power, en nombre de Washington, y el asesor y el viceasesor de la comisión de Defensa y Seguridad Nacional, Alejandro Castro Espín y Juan Francisco Arias Fernández; la directora general para EEUU de la cancillería, Josefina Vidal, y el embajador en la capital estadounidense, José Ramón Cabañas, del lado de La Habana.

A unos kilómetros de ese encuentro, desde Washington, el senador y precandidato republicano a la Presidencia Marco Rubio le pidió a Obama en una carta que vote en contra del fin del embargo.

“Independientemente de sus creencias, el embargo de EEUU a Cuba está tipificado en la ley de Estados Unidos y las razones por las que se impuso, incluyendo el robo de miles de millones de dólares de la propiedad privada del gobierno cubano, siguen sin ser resueltas por La Habana”, afirmó Rubio.

Para el legislador, sería “un fracaso” de la administración estadounidense no defender las leyes vigentes en la ONU y abstenerse “enviaría un mensaje peligroso a los tiranos de todo el mundo”.

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