Divisa roja que viajó a la luna

Cronigrafía de la ciudad, escribe Antonio J. González

En estos días se recordó el histórico momento en que la NASA logró –según propias evidencias—aterrizar en la luna, depositar allí una bandera y dar los primeros pasos del hombre. Pero lo curioso es que también viajó en la cabina del Apolo XI un banderín del Club Independiente, con su emblema rojo como estandarte. ¿Qué estaba haciendo allí, junto a los tripulantes Neil Amstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins?
En esa época, año 1969, el rojo era reconocido como el Rey de Copas debido a la gran cantidad de logros nacionales e internacionales que venía conquistando, entre ellas la Copa Libertadores en 1964 y 65, y el subcampeonato de la Intercontinental en los mismos años. Entonces, ante la inminencia del viaje a la luna de la NASA, el secretario del club, Héctor Rodríguez, propone a la comisión hacer socios honorarios a los tres astronautas, antes de partir, sin saber si lograrían su objetivo. La idea es aprobada y se gestiona ante la embajada local las fotos de los tres tripulantes para emitir los correspondientes carnets.
Así se hizo, y las imágenes eran las clásicas de los tripulantes con sus respectivos trajes y escafandras. Los carnets de Edwin Aldrin (socio 80.399), Neil Amstrong (socio 80.400) y Michael Collins (socio 80.401) partieron con rapidez vía diplomática.
El envío del club llegó a tiempo, cuyo remitente era la embajada estadounidense. El paquete fue abierto y revisado de arriba y abajo, y como no tenía ningún sabotaje “soviético” o bomba simulada o vaya a saber qué cosa inconveniente para el viaje que iban a emprender, pasó el examen de seguridad. Sólo estaban los sencillos y clásicos carnets del club, con las fotos individuales y sus respectivas escafandras. No encontraron más que tres carnets, equipos deportivos completos para sus respectivos hijos varones y tres banderines con los colores de institución: el rojo y el blanco. Casualmente, en plena guerra fría, ese color, el rojo, era un signo de sorpresa y broma para los astronautas. Se rieron en la NASA y fue el propio Amstrong quien decidió tomar un banderín como cábala y ubicarlo en la cabina del Apolo XI. Así llegó a la luna en ese viaje histórico, acompañando a los astronautas estadounidenses en una jornada con grandes expectativas para la humanidad que siguió la misión en directo en cada televisor hogareño.
Mucho después, en una visita a Argentina de los astronautas, una delegación roja fue invitada a un agasajo en la embajada y, según cuenta Rodríguez, le afirmaron que “el banderín viajó con ellos en la cabina y les trajo suerte”.
La misma suerte que hoy los hinchas y seguidores rojos le desean al equipo de fútbol que está en problemas deportivos en este campeonato local, lejos de las hazañas, los triunfos y los éxitos de antaño. Y por supuesto más lejos de la luna que aquella vez.

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