Destacan el respaldo del Gobierno al sector fabril, tras la desindustrialización de la administración anterior
Los industriales resaltaron las medidas adoptadas por el Gobierno, como el ATP y los subsidios, y señalaron que proyectan la recuperación y el crecimiento de los distintos sectores. “Estamos en una etapa más optimista porque tenemos vacuna y porque además tenemos argentinos produciéndolas”, dijo el titular de la UIA.
El secretario de Industria y Economía del Conocimiento, Ariel Schale, repasó la batería de medidas de apoyo implementadas por el gobierno nacional al sector fabril, tras la fuerte caída que registró la industria durante la administración de Mauricio Macri, mientras el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja, dijo que “estamos en una etapa más optimista porque tenemos vacuna y porque además tenemos argentinos produciéndolas”.
Schale, en representación del gobierno nacional, y Funes de Rioja fueron los principales expositores del acto por el Día de la Industria, que se celebró este jueves en la planta de la empresa Cerámicas Alberdi, en el partido bonaerense de José C. Paz.
El secretario mencionó “el enorme desafío de sobreponernos a dos crisis importantes, la de desindustrialización del gobierno anterior y la que nos ha provocado la pandemia”.
“La primera no fue una crisis más, fue una de las más importantes de la historia económica argentina: al inicio de nuestra gestión la industria nacional venía de más de 20 meses consecutivos de caídas de su nivel de actividad, algo nunca visto en la serie del sector en la Argentina”, enfatizó Schale.
Sostuvo que de los 48 meses de gestión de la administración Cambiemos, 46 meses fueron de “destrucción del empleo industrial”.
“A partir de marzo de 2016 la Argentina no dejó de destruir empleo industrial, el mejor empleo de nuestro mercado de trabajo privado, por sus capacidades requeridas, por su nivel salarial, por su alto grado de formalización”, subrayó.
El funcionario precisó que “perdimos 144.000 puestos de trabajo en la industria manufacturera”, mientras que “ningún sector fabril en diciembre de 2019 terminó con niveles de actividad superiores a diciembre de 2015. A todo aquel que producía algo en la Argentina le fue mal”, sentenció.
Schale, al describir la situación que enfrentó la industria durante el gobierno anterior, dijo que tuvo un “entorno operativo muy hostil y asfixiante”, con tasas de interés no articulables con ningún proyecto racional de la actividad productiva.
“Cuando asumimos la tasa de referencia de la política monetaria era del 63%, entonces, sabemos a cuánto les prestaban a ustedes”, recordó.
Indicó también el “achicamiento de cada uno de los mercados sectoriales, producto del debilitamiento del poder adquisitivo de nuestra población y la depredación de productos importados”, todo lo cual generó “exclusión social, pobreza y pérdida de capacidades productivas, que nos han convertido en una sociedad peor”.
Schale destacó la importancia del “paquete de rescate” que significó el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), que benefició a 350.000 pymes y más de 3 millones de trabajadores por casi 1% del PIB.
Resaltó además que los créditos al 24% inyectaron una liquidez de 2% del PIB a 110.000 pymes industriales; los préstamos a 560.000 autónomos y monotributistas por $ 150.000 a devolver en 12 meses; y el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) para 9 millones de personas, con una asistencia de $ 10.000 mensuales, que “garantizó la paz social”.
En ese marco, agregó, la industria está produciendo más que en 2019 y van 12 meses consecutivos de generación de empleo industrial, 33.000 puestos hasta abril último.
Schale recordó que la cartera que hoy conduce el ministro Matías Kulfas tenía un presupuesto de $ 7.000 millones, mientras en 2020 y 2021 se elevó a $ 140.000 millones, mientras se lanzaron 31 líneas de financiamiento por $ 260.000 millones para todos los sectores de actividad, destinos y tamaños.
“En 2018 y 2019 sumados se entregaron 4.086 créditos productivos, mientras el actual Gobierno otorgó 658.000 en un año, mientras se multiplicó por 29 el respaldo del Fondep y por 133 el del Fogar”, añadió.
Schale ponderó por último el alivio de las moratorias fiscales, así como el relanzamiento del programa de desarrollo de proveedores, los subsidios en las tasas, el aliento a los parques industriales (43 en 18 provincias), la ley de economía del conocimiento y los proyectos de cannabis medicinal y cáñamo industrial, de compre estatal y de movilidad sustentable.
Funes de Rioja, por su parte, admitió que el programa ATP ayudó “a pasar el momento de mayor cierre que obligó esta circunstancia imprevisible de la pandemia” y afirmó que la producción fabril “está 4,5 puntos por encima de la de 2019 en promedio, con un panorama heterogéneo”.
Alentó además “que los 12 meses de crecimiento del empleo sean muchos más, porque nos duele el empleo en negro que es competencia desleal.
“Estamos en un punto de inflexión, un punto de partida para el desarrollo sustentable con inclusión productiva, visión federal, que contenga la inclusión de quienes están fuera del mercado de trabajo y eleve los de niveles de competitividad para atender el mercado interno y exportar”, sostuvo.
El titular de la UIA instó a “aprender del pasado para pensar en una Argentina como país industrializado, para lo cual necesitamos más inversión, más empleo, mayor formalidad”, y desde el punto de vista tributario, “que paguen todos razonablemente”.
Advirtió luego que la pandemia generó problemas en materia logística, sobre todo en fletes marítimos con costos que se estima que tardarán dos años en volver a los niveles previos y dificultad para conseguir contenedores.
El dirigente fabril se refirió asimismo a la industria frigorífica y confió en que el diálogo con el Gobierno permita resolver “cuestiones que amenazan al sector”.
Tras los habituales pedidos para que “no suban los impuestos en las provincias y las tasas municipales”, y la necesidad de financiamiento, en especial de capital de trabajo para las pymes, consideró que generar empleo formal en la empresa privada requiere una “adecuación de las relaciones laborales a la realidad”.
“No estamos en la primera o la segunda revolución industrial sino en la cuarta y tenemos que adaptar el capital humano a la tecnología de común acuerdo”, finalizó Funes de Rioja.