Desde el “rioba” de Rubén Juárez

Escribe Antonio J. González

Aunque nacido en Córdoba, con casi dos años de edad, Rubén Juárez con su familia viene a vivir a nuestra ciudad en 1949 y se instala en Sarandi. Al cumplir seis años estudia el bandoneón con el maestro Domingo Fava, instrumento que habría de poner un signo distintivo en su vida. Al mismo tiempo se despierta su vocación por el canto, pero su familia le sugiere no distraer los estudios del instrumento típico del tango. Alguna vez Juárez cuenta que, a escondidas, cantaba.

Estudia también guitarra y con ella y su voz a los 16 años actúa en un conjunto de rock, integrado por muchachos de su barrio. Con el nombre de “The Black Coats” participan en fiestas y reuniones juveniles de entonces. Dos años después integra el conjunto rockero “Los Tammys”, donde actuaba Johny Allon. El conjunto adopta el nuevo nombre, “Los Telestars”, donde Juárez actuaba con el seudónimo Jimmy Williams. Así debutan en Radio El Mundo presentados por Maria Moreno y Silvio Soldán. Esta experiencia dura cerca de dos años.

Después, con el bandoneón y pantalón corto, en 1956, actúa con la Orquesta Típica del Club Atlético Independiente durante tres temporadas. El sabor del tango comienza a darle sentido a su vida. Recorre peñas, clubes de barrio, reuniones y se le anima a algún concurso. Fue triunfador en un concurso de cantores que organizó la Cantina “La Huella del Tango”, de Mosconi y Nazca, lo que le permitió trabajar como cantor profesional. En esa época alternaba el trabajo con el tango, cuando conoció a Héctor Arbello, guitarrista de su barrio (ex guitarra de Julio Sosa), con quien comienza a viajar al interior del país los fines de semana. Según afirmaba Juárez, Arbello “me enseñó a matizar”.

De allí en adelante se abre para Juárez una carrera estelar y personal que no cesa. Se abren los escenarios del tango. Grabaciones con el sello Odeón con sus primeros éxitos y Troilo lo adopta como un hijo propio. Suceden acontecimientos, hitos, etapas, que se unen unos a otros hechos, integrando todos ellos una trayectoria innegablemente relevante y popular. Pero Rubén conserva el sabor del “rioba”, tal vez de su viejo Sarandí. Ya actúa con los grandes de esa época: Raúl Lavié, Chico Novarro, el polaco Goyeneche, César Isella, Valeria Lynch, entre otros. Recibe distinciones y premios. Pero nada va a cambiar aquel espíritu popular de su canto. Ni su fallecimiento, hace apenas tres años.

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