Tal cual informa la publicación de enero Saber Cómo del INTI, los investigadores del instituto trabajaron en el desarrollo de textiles con agentes “microencapsulados”, esto es, recubiertos por pequeñas cápsulas que luego se desintegran. El objetivo era contar con herramientas eficaces y complementarias que evitaran, por un lado, el contacto con vectores potenciales de enfermedades y, por otro, la aplicación de productos de mediana toxicidad sobre la piel.

Los científicos trabajaron específicamente en la fabricación de un producto textil con capacidad de ahuyentar mosquitos de la especie Aedes aegypti, vector de enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla. Para ello, microencapsularon un agente repelente, aceite esencial de citronella, y luego lo aplicaron en tejidos de algodón.

Estudios de laboratorio realizados con el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE-CONICET) indicaron que durante las primeras tres semanas, los textiles con acabados microencapsulados presentaron una actividad repelente superior al 90 por ciento y sólo perdieron completamente su actividad a los 45 días de la aplicación.

Si bien este proyecto se encuentra en una etapa inicial, los investigadores consideran que este tipo de trabajos impulsarán la innovación en la industria local. Asimismo, pretenden prolongar la durabilidad de la actividad repelente en algodón u otros tipos de textiles como los sintéticos, permitiendo que puedan ser lavados sin perder eficacia, y también aspiran a desarrollar redes o mosquiteros de mayor protección.