Cronigrafía de la ciudad: Carlino: un poeta en Monoblock al Sur

Escribe Antonio J. González

A principio de la década del ’60, un grupo de muchachos veinteañeros deciden agruparse alrededor de un lugar emblemático para la época: el monoblock, ese edificio donde vivían diferentes familias apiladas en departamentos, a veces elementales, que comenzaron a surgir a partir del gobierno peronista. En nuestra ciudad se levantaron las torres en la vecindad de las canchas de fútbol, sobre las calles Alsina y Díaz Vélez. Precisamente en ese punto suburbano aquel grupo de muchachos, bajo la batuta del poeta Alfredo Carlino, habitante de esos “monobloques”, comenzó a desarrollar actividades culturales, especialmente literarias. Nace así un proyecto con el nombre de “Monoblock al Sur”. Carlino era un hijo directo del proceso popular que había sido derrocado por los “Libertadores” en 1955 y, naturalmente, pertenecía al amplio espectro de la Resistencia Peronista. Boxeador, además de autor de poesías, ejerció el periodismo gráfico y radiofónico, y esos caminos lo llevaron a actuar como titiritero y actor. Había comenzado en el Teatro Estudio de Buenos Aires y se integró al movimiento de teatros independientes a través de su actuación en Nuevo Teatro y otros elencos.

Aquel grupo de muchachos se animó a editar libros, y entre ellos, pusieron su sello editorial al primero del poeta y escritor Horacio Ramos, “Poemas del amor militante” en 1966. Ofrecieron recitales de poesías, participaron en actuaciones en barrios y entidades vecinales. Carlino, mientras tanto, publicaba en 1964 su libro de poemas “Chau, Gatica”.
Su militancia no decaía. Había comenzado a trabajar en el gobierno de Perón en la Casa de Gobierno antes del golpe militar y luego conservó las raíces de sus convicciones que lo encarriló en el 1973 a ocupar el cargo de coordinador general de prensa y difusión del nuevo gobierno peronista. “El militante/cuando se esfuma/saqueado en sus latidos/se lleva lo soñado/se va diluyendo/para hacerse ave./Sus ojos/alucinan a la noche/encendiendo el fragor/en la luminosidad” describía en su poema dedicado al poeta Paco Urondo, un canto a la militancia.

Fundó grupos artísticos que actuaban gratis en centros culturales, sociedades de fomento y clubes barriales. Además de “Monoblock al Sur”en nuestra ciudad -que participaba mancomunadamente con otras organizaciones culturales locales, creó en Buenos Aires el Centro de la Porteñidad. «Frente a esta sociedad que frustra a los jóvenes y echa a los viejos -dice hoy- quiero subsistir encabezando un movimiento para defender nuestra cultura y resistir con ellos».

Hace seis años, la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires reconoció su labor como escritor y trabajador cultural, lo nombró Ciudadano Ilustre. Y él –fiel a sus convicciones- responde con un nuevo libro: «Poemas. 50 años con la poesía». Carlino expresa en un reportaje: «Siempre escribí mucha poesía, sobre todo en los tiempos de los militares; estaba muy mal, escapándome de un lado para otro, me costó recomponer todo eso. Jamás renuncié a mi compromiso con el pueblo, ni siquiera en los peores momentos».

Había sobrevivido a la jornada del trágico bombardeo a la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955. “Estaba debajo de las bombas”, comenta. “Soy uno de los pocos sobrevivientes. Aquel día atacaron la Casa de Gobierno para matar al general. El Cuerpo de Granaderos a Caballo resistió y dejó muchos muertos. Se evitó que pudieran entrar a la Casa Rosada”.”Después de bombardearnos, a los que estábamos en la plaza nos llegó la voz que se habían rendido los marinos. Entonces, un grupo muy grande vino hacia nosotros, levantaron las banderas blancas como si se hubieran rendido y cuando se acercaron nos ametrallaron”.

Los “monoblock al sur” aún están en pie en la zona céntrica de nuestra ciudad. En algunos de sus largos pasillos tal vez resuenen las arengas políticas y las poesías de Carlino, un militante vital, con un compromiso férreo con la raíz del pueblo.

ajgpaloma@hotmail.com

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