Deibe y las canciones de los pampas

Escribe Antonio J. González.

Comenta el historiador Hernán Deibe, en su libro “Canciones de los indios pampas”: “cuando un jefe de familia se siente morir, llama en torno de su lecho a sus hijos varones y en el “chalin” o testamento verbal reparte entre ellos sus bienes materiales. La mujer india, sea madre, esposa, hija o hermana, está excluida de toda herencia; cuando, por viudez u orfandad, queda sin la protección del varón, se le acuerda el derecho de asilo en el hogar de familiares o amigos”. No es un tema muy frecuentado por los historiadores este rasgo existencial de los aborígenes que poblaron una parte del terreno donde se levanta nuestra ciudad. Tampoco sus expresiones culturales o sus canciones.

 

 

“Hermana, hermanita: / si es de irse, / nos iremos. / La nube en el viento / se va sin pensar, /hermana, hermanita” dice una de esas canciones. “¡Ojalá fueras hombre, / Palomo lindo! / Aquel guerrero joven, / Palomo lindo, / Cruel con los de afuera, / cariñoso conmigo. / Arrullador como eres, / Palomo lindo. / La mujer cuando es fea / no tiene amigo./ Para llorar le sobran / graves motivos. / ¡Si te volvieras hombre, / Palomo lindo! / ¡Y me llevaras lejos, / Palomo lindo!” resuena en el libro de Deibe.

 

 

“Esta es,  hermanos, nuestra tierra pampa. Vivimos en toldos. Cuando el tiempo cambia cambiamos los toldos. Así es nuestra casa. Esta es hermanos, nuestra tierra pampa. No es la tierra estrecha. La tierra es bien ancha. Por mucho que quieran a todo le alcanza…”dice otra canción.

 

Deibe había nacido en nuestra ciudad el 20 de mayo de 1916. Fue escritor, educador, profesor de Filosofía y Letras. También se desempeñó como periodista en “La. Razón” de Buenos Aires. Escribió cuentos, artículos y ensayos en diarios, periódicos y revistas de todo el país.

 

Su primera publicación fue en la revista “Mundo Argentino”, a los 17 años de edad con el cuento ‘Reivindicación”.También fue autor de las novelas “Marinos en tierra” (1933); “Un hombrecillo gime en la penumbra” (1935) y “El conventillo de la pulga negra” (1940). La Comisión Nacional de Cultura premió su obra “Canciones de los indios pampas” (1946), a menudo citada –aún hoy- por especialistas en folklore y poblaciones originarias argentinas. Dirigió teatro para niños y pronunció numerosas conferencias. Al primero de los géneros citados pertenecen sus obras “Chuminga”, “El negro” y “La princesa está triste”.

 

Su verdadero nombre era Raúl Rodríguez  y su reseña biográfica figura en el trabajo publicado por Norberto Folino en el periódico Nueva Vida en la década del ’50 con la enumeración de artistas y escritores vinculados con nuestra ciudad.

 

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