Cuádruple crimen: el abogado del karateca apeló la preventiva

La prisión preventiva del karateca Osvaldo Martínez, acusado de ser coautor del homicidio de tres mujeres y una niña en La Plata, fue apelada por su abogado quien consideró que la detención “es arbitraria y desproporcionada”.

En forma paralela, Beley presentó un pedido de hábeas corpus ante la Cámara de Apelaciones de La Plata para lograr la inmediata libertad de su defendido, informó a Télam un vocero judicial.

En los escritos, a los que tuvo acceso Télam, la defensa del karateca, no sólo ratifica su inocencia, sino que además sostiene que “no existen indicios de que intente eludir el accionar de la justicia o entorpecer la investigación”.

Por eso, Beley presentó ante la Cámara el recurso con el objeto de lograr la libertad de Martínez a través de un “proceso sumarísimo”, y además apeló la prisión preventiva dispuesta este lunes por el juez de la causa, Guillermo Atencio.

Martínez (27), está detenido desde el 27 de noviembre acusado como partícipe necesario de los homicidios de su pareja, Bárbara Santos (29); de la madre de ésta, Susana de Barttole (63); de su pequeña hija, Micaela Galle (11), y una amiga de la familia, Marisol Pereyra (35).

Para el fiscal Alvaro Garganta y para el juez de la causa, el karateca fue partícipe en el homicidio de su novia por “desaveniencias de pareja y por su personalidad obsesiva y celosa” mientras que los restantes crímenes fueron cometidos para lograr la impunidad del primero.

Sin embargo, en sus presentaciones, la defensa sostiene que los informes periciales, principalmente el de ADN “demuestran la total y absoluta ajenidad de Martínez en el terrible hecho” ocurrido en un departamento de la calle 28 entre 41 y 42 de La Plata.

Es que luego que se comprobó que el patrón genético del ADN hallado en las uñas de dos de las víctimas y en una cuchilla y un palo utilizados para asesinar a las víctimas no pertenecen al detenido, el fiscal le imputó la coautoría del hecho y el juez lo procesó como partícipe necesario.

En sus escritos, la defensa rebatió también los testimonios de personas que aseguraron haber visto un auto similar al de Martínez en la escena del crimen y el del remisero Marcelo Tagliaferro quien lo reconoció como el hombre que le abrió la puerta a Marisol Pereyra.

Sostuvo que a pesar que las pericias revelaron pisadas de sangre hasta donde supuestamente se encontraba el auto, en el vehículo de Martínez no se hallaron huellas de sangre y el auto no había sido lavado en por lo menos 25 días.

También planteó que de acuerdo a los peritajes, quien estuviera en el lugar debió haberse manchado con sangre por la brutalidad con la que se cometieron los asesinatos y explicó que muestras tomadas a su defendido “determinaron que no se había bañado en dieciocho horas”, aunque fue detenido unas diez horas después de los homicidios.

Descartó además que los crímenes pudieran haber estado planificados por el karateca “porque no sería lógico que se hubieran utilizado los cuchillos que había en la casa o un palo de amasar”.

Beley hizo hincapié también en un informe telefónico que revela que la mañana del crimen Martínez declaró que estaba en su casa y recibió un llamado de su hermano, pero esto “se contrapone con el informe del VAIC que lo ubica por antenas emplazadas en lugares diferentes”.

“De esas comunicaciones se desprende que fue llamado en tres oportunidades en dos minutos en los que se abrieron tres antenas diferentes a gran distancia entre ellas por lo que no podría pensarse que se encontraba en cada uno de esos lugares”, graficó.

Para el abogado, “es lógico pensar que por una saturación de antenas se desvía la llamada a la antena más próxima no congestionada”.

Con ese mismo argumento, rebatió el informe telefónico que capta con una antena cercana a la escena del crimen una llamada que efectúa Martínez a su novia la noche de los asesinatos y que, según él, la hizo desde su casa en Melchor Romero.

El letrado hizo mención también en su presentación a la declaración de Oscar Paniagua, un vecino del karateca que declaró haberlo visto entrar el auto la madrugada de los homicidios, aunque después se rectificó y declaró que se trataba de la noche anterior.

Beley se quejó, además, de que el fiscal no proveyó una serie de pruebas pedidas por la defensa, entre ellas peritajes sobre el remisero y el estudio de luminol sobre el vehículo que conducía, ya que es el único que vio con vida a una de las víctimas.

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