Confitería Almendra: un oasis de calidad y calidez en Avenida Galicia

Desde hace poco más de dos años, Mabel Barbero y Norberto Pérez llevan adelante este negocio que se ofrece como una excelente opción, en plena avenida Galicia al 300 de la localidad de Piñeiro.

Cuántas veces se ha dicho que el ojo del amo engorda al ganado. Ese es un refrán que muy bien puede aplicarse a este pequeño gran comercio del barrio de Piñeiro. Es que, sin dudas, Almendra Coffee Store sobresale, entre otras cosas, por el sello de sus dueños.

Desde hace poco más de dos años, Mabel Barbero y Norberto Pérez llevan adelante este negocio que se ofrece como una excelente opción, a toda hora del día, en plena avenida Galicia.

«Yo pensaba que íbamos a tener un negocio de despacho de facturas y medialunas, nada más. Dije: vendo tortas, facturas y listo. Pero se dio que el lugar daba para poner algunas mesitas, y la verdad es que costó mucho armarlo. Finalmente logramos poner esto como una cafetería, tratando de darle a la gente de avenida Galicia un lugar y un espacio. Un espacio donde la gente puede entrar y estar bien con un aire acondicionado, sintiendo un aroma de café y no a fritura de comida», reconoció Mabel, mientras despedía a una de sus clientas más asiduas, que más tarde regresaría para conversar un rato antes de la hora de cierre.

Almendra abrió sus puertas el 27 de setiembre de 2008 y desde entonces, sin prisa pero sin pausa, se ha ido convirtiendo en un lugar de reunión, donde se destacan la calidad de sus productos y la esmerada atención de sus dueños.

«Estoy en pareja con Norberto -prosiguió Mabel- que es el que tiene la parte mayorista de facturas y medialunas. En su momento, tuve que dejar de trabajar en donde estaba trabajando anteriormente por un triple by-pass. Entonces, despacito, yo quería tener un negocio para vender sus productos. Y con mi hija habíamos planeado tratar de poner algo, porque ella tenía su segundo hijo e iba a dejar de trabajar, aunque después todo eso no sucedió (sonríe). Pero eso era lo que estaba proyectado».

Barbero explicó que «la gente de la zona agradece que hayamos puesto este negocio, porque no tenían a dónde ir por las tardes. El día que inauguramos fue algo increíble. La gente pasaba, se paraba, retrocedía. Paraban los coches en la puerta… Y me asombró muchísimo. Y eso que nadie del barrio nos conocía. Recibimos de un montón de comerciantes de nuestro alrededor una entrada muy satisfactoria. Una muy agradable bienvenida. Eso me llenó de alegría. Y después nosotros devolvimos todo eso a la gente», recordó la responsable.

El ambiente cálido y tranquilo de Almendra invita a quedarse. Y el aroma a café recién molido tienta a degustar sus dulces exquisiteces, especialidad de la casa.
«Desde que abrimos, yo hago hincapié en lo que es la repostería. Para que Galicia tenga tortas y postres que no se suelen ver acá en la zona. Esto es, básicamente, una confitería. Y manejamos un poco lo que es comida, pero no la comida en grande. Empanadas, tostados, tartas. Puedo llegar a hacer un pollito al horno. Es decir, trato de hacer algo como para salvar a la gente», dijo Mabel, quien sabe que es la «cara más visible» del local, pero al mismo tiempo, descansa en la tranquilidad que le brinda su esposo Norberto y en la confianza que le demuestra su personal.

«Norberto es mi alma motriz. La vitrina esa la hizo él (señala hacia un costado del comercio). Si hay un problema de electricidad o de gas o si tengo que ir volando a cualquier lado a buscar mercadería, siempre está él. Yo soy la que empuja la parte administrativa del negocio y las compras. Pero él es mi respaldo en todo», destacó con orgullo Barbero.

La dueña de Almendra también resaltó algunos aspectos que terminan marcando «la diferencia». Para Mabel lo principal es cuidar al cliente y hacer siempre las cosas bien. «Nosotros defendemos lo nuestro con uñas y dientes. Es una mini empresa, pero tenés que tener en estos momentos que estamos viviendo, una espalda buena para poder mantener a todo el personal al día, pagar las cuentas… No sé si es un defecto o una virtud mía. Pero yo valoro tanto a la persona que me deja $ 50 como al que viene todos los días y consume un americano. Para mí tiene exactamente el mismo valor. Porque todo hace a la caja», afirmó, al tiempo que puso como ejemplo que «siempre un café va a acompañado de una masita».

Casi al final de la charla, se sumó Norberto que, dando el mejor de los ejemplos, no para ni un minuto de trabajar.

– ¿Cómo es trabajar con Mabel?

– No me podés hacer esa pregunta, respondió con tono áspero.

– ¿Por qué?

– Porque esto es una pareja y es muy complicado. No se termina acá, sigue arriba.

Somos los dos muy intransigentes. No somos de hacer las cosas a medias. Somos bravos. O sea, no es fácil trabajar conmigo y tampoco es fácil trabajar con Mabel, aseguró ahora de manera amigable y esbozando una sonrisa, dejando entrever que es de esos tipos a los que si se les entra por las buenas, son capaces de entregar el propio corazón.

«No podés estar todo el día con el látigo, la gente tiene muchos problemas», bromeó.
«Pero la verdad es que estamos bien, a pesar de los vaivenes de este país.
Pérez rezonga por la inseguridad que acecha en el barrio pero no se resigna a ver que la situación mejore. Y reivindica al trabajo como el único antídoto válido para cambiar la realidad en la que vivimos.

«Yo sigo el consejo de mi papá. El siempre me decía: vos levantate todos los días y laburá, que algún día te va a tocar», concluyó Norberto.

Para la hora del desayuno o la merienda, para «picar» algo rico y casero en el almuerzo o la cena o para darse el gusto con alguna torta -o postre- como las que nos hacían nuestras abuelas, la Confitería Almendra es un oasis de calidad y calidez en avenida Galicia.

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