En enero cumplirá 102 años de existencia este club instalado en la margen avellanedense del Riachuelo con opciones para el deporte náutico y otras disciplinas. Claro que entonces el curso de agua era apto para cualquier deporte, incluso la natación, pero es sabido la degradación ecológica sufrida por las aguas que bajan hacia el río. Los colores que debían identificarlo eran el rojo y el azul celeste, una combinación que, igual que el Club Arsenal, resultan de la combinación de los colores de Independiente y Racing como fusión ejemplar.

Apellidos notables de Avellaneda fueron sus primeros directivos: Alejandro Amato (Presidente), Nicanor Salas Chaves (Secretario), Nicolás Debenedetti (Tesorero), Martín Iturburu (Capitán). En esos años los fundadores obtienen un terreno en la margen sur del Riachuelo a la altura de la calle Rosetti. Luego se obtiene la autorización del Sr. Pereyra Iraola para ocupar la isla de su propiedad, a 200 mts.del Ferrocarril Sur.

El crecimiento se acelera, así como su actividad deportiva y social. En 1969 compra el terreno ex-Isla Pereyra Iraola y en 1981 se amplía la superficie con una hectárea, correspondiente a un brazo del Riachuelo.

Desde sus comienzos el Club contó con la práctica de varias disciplinas, entre ellas: Tiro a la paloma, Croquet, Hockey sobre patines y como actividad principal el Remo, disciplinas en las que fueron obteniendo sus asociados diferentes títulos y premiaciones.

A partir del año 1946 se realizaron los clásicos bailes de carnaval, contando con la actuación de primeras figuras de la música y la asistencia de centenares de jóvenes y adultos. Estos bailes marcaron la juventud de varias generaciones de vecinos del Gran Buenos Aires y Capital Federal. Los jóvenes de entonces, y hasta 1982, llevan grabados en su memoria aquellos bailes animados por las mejores orquestas típicas y populares de la época.

En 1996 se decidió suspender las actividades de remo en el Riachuelo, por efecto de la contaminación. Hoy en día se cumple un plan de mejoramiento y descontaminación que, de ser exitoso, algún día cercano permitirá retomar la actividad náutica.

Pero el club sigue firme en las actividades sociales y deportivas. No hace mucho se logró la construcción de la cancha de Hockey de Césped Sintético. Esta obra resultaba necesaria para acrecentar las actividades del Club y fortalecer sus servicios para los asociados.

Está en pie y andando, como tantas otras instituciones ciudadanas y barriales que dieron fundamento al historial participativo de nuestra ciudad en el deporte, la cultura, el progreso urbanístico y social. Es parte de la historia del asociacionismo que practicamos desde que las inmigraciones exteriores e interiores insuflaron un modo de hacer las cosas comunes desde abajo, desde el barrio, a partir de la unión democrática de los vecinos.

Y tales ejemplos perduran y cumplen años, como si el tiempo les diera mayor empuje y significado como acción comunitaria.

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