Ciudad con fútbol y futbolistas

Escribe Antonio J. González

La historia futbolera de nuestra ciudad se nutre de los grandes acontecimientos deportivos ocurridos en todas las épocas. Desde los primeros años del siglo veinte -con el nacimiento del Racing Club y el Club Atlético Independiente- se acrecienta en este territorio la pasión y las desventuras del correr de la pelota. Nuestros barrios estaban nutridos de clubes, instituciones modestas de la práctica de este deporte, cuando los potreros y los espacios naturales se encontraban a la vuelta de cada esquina y se producían allí las primeras experiencias en el dominio de este arte competitivo.

Allí se formaron aquellos primeros futbolistas que encendían el entusiasmo y el orgullo barrial, hasta también el exagerado dramatismo de cada derrota o el excesivo disfrute de los triunfos, y se instalaban entre las principales emociones populares.

Fueron surgiendo los superdotados en el dominio y la habilidad de ese deporte, iluminados por un toque de creatividad. Las grandes figuras ya se veían en los partidos de potrero, como un medallón que buscaba otras vidrieras. El tradicionalista Modestino Maza recopiló en una nota periodística algunos de esos nombres: “Ochoa, Perinetti, Arzeni, Croce, Seoane, Orsi, Debuglio, Zabaleta, Olazar, Pérez, Ucar, Ronzoni, Isusi, Ferro, Canaveri…”. Algunos de ellos fueron estrellas que iluminaron el firmamento futbolero del país.

El memorioso Pascual Romano, resumiendo los personajes de Sarandí, señaló en este diario, en 1984, los nombres de: Francisco Santoro y su hijo: Pepe Santoro, Roberto Perfumo, Angel Clemente Rojas. Agregando: “J. Bufatelli, defensor del Club Atlanta, e integrante del equipo técnico del Club Arsenal, Magallanes, Elena (destacado jugador de Boca Juniors y hoy técnico del Club Arsenal de Sarandí), Ronzoni, López, Bernao, Sacchi y muchos otros que sería largo enumerar…”

La lista de futbolistas se hace interminable, con el agregado de nombres como Héctor Yazalde, Jorge Burruchaga, Daniel Bertoni, Erico, Chango Cárdenas, Chueco García, De la Mata y siguen los nombres que repicarán en la memoria de los lectores.

Este paso por Avellaneda dejó algunas señales visibles hoy, además de vitrinas cargadas de trofeos nacionales e internacionales. Por ejemplo, cerca del Policlínico Pte. Perón, se conserva la enorme pelota de fútbol en lo alto, como un tributo, totem o monumento como señal que en ese edificio vivía la familia de Roberto Perfumo.

En Piñeiro hay otro ejemplo de esas huellas barriales. Aún funciona el bar “Sastrín” que fue bautizado así por el jugador de Independiente, Antonio Sastre, uno de sus dueños originales. Hoy, con otros propietarios, conserva esta identificación como un homenaje a quien fuera protagonista de la historia local en el fútbol.

Sean muestras del hondo arraigo que edificaron futbolistas, dirigentes, asociados e hinchas en un territorio que -al decir del poeta Baldomero Fernández Moreno en el año 1941, en ocasión de inaugurar las actividades de la Asociación Gente de Arte-: “Y que no solamente suban al cielo de la vieja Barracas al Sud el humo de las fábricas, la paloma impresa de la boleta electoral y la pelota de fútbol, sino también el pensamiento, ese balón de oro que no pesa, y brilla en él como un sol.”

ajgpaloma@gmail.com

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