Carta abierta a propósito del «E.N.C.A.»

Carta del ex alumno -promoción peritos mercantiles año 1957-, Osvaldo E. Rodríguez Acevedo.

Mi escuela, tú escuela, nuestra escuela,… este año cumplirá sus primeros 75 años.

Allá por casi los fines del año 1935, la muy pujante e industrial Ciudad de Avellaneda veía cumplir un sueño: se inauguraba la primera Escuela Nacional de Comercio Nº 1 de Avellaneda, que en el pensamiento de sus fundadores y de toda la comunidad, venía a llenar un vacío educativo imperiosamente necesario para el futuro desarrollo personal de sus jóvenes estudiantes con vocación comercial.

Después de cinco intensos años de estudio, se graduarían como Peritos Mercantiles… y ¡con una salida laboral que los estaba esperando a la puerta de la Escuela!.

Tal era el nivel de capacitación y desarrollo profesional que ella brindaba al egresar.

Tres años después de su inauguración y ante la necesidad de contar con mayor espacio para sus actividades, el Estado alquiló desde entonces y hasta hoy, el edificio donde actualmente desarrolla sus actividades.

Así, fueron transcurriendo los años de aquellas primeras promociones que egresaban sin poder ver materializado el sueño de su Escuela Propia como se había prometido, anunciado y publicitado infinidad de veces por las autoridades de turno….

Y entonces, pasaron los años y más años…, y el señor TIEMPO empezó hacer su trabajo de añejamiento de sus inmaculadas paredes, pisos y por qué no recordarlas, sus ilustres letrinas que aún hoy todavía no pudo conseguir vencerlas, aunque sí atrozmente lo intenta hacer.

Hoy, el señor TIEMPO que todo lo puede, está a punto de obtener su triunfo.

Ya consiguió descascarar la casi totalidad de las paredes, mostrándonos su esqueleto ladrilloso; aquellos relucientes pisos de baldosas graníticas, ahora nos muestran las huellas del desgaste que le ocasionamos con nuestro transitar; sus puertas, antiguas y embellecidas con vidrios biselados, nos miran con horror: las han desvestido, ya no tienen más sus vidrios que las resguardaban en su intimidad, ahora sólo dan paso al frío y al viento… como queriéndonos avisar que necesitan de nuestra urgente atención.

Que podríamos decir de la pintura de su frente, que todavía quiere seguir luciendo como lo hacía el día de su inauguración, pero contemplándonos con sus años a cuesta, sin que a nadie se le haya ocurrido por lo menos alguna vez, lavarle la cara…!.

Todavía hoy, como citara más arriba, el Estado, pero ahora Provincial por esas cosas de la política educativa, sigue pagando un alquiler mensual por su uso y no atendió ni entendió nunca, los reclamos que se le hicieron en el transcurso de sus 75 años de existencia para mejorar las condiciones de habitabilidad en que se encuentran sus educandos.

La propuesta que otrora se hiciera para su compra ó expropiación, duerme un eterno e injusto sueño, en algún cajón de las autoridades de las que hoy depende.

Estoy apenado de ver tanta desidia, falta de voluntad y emprendimiento para poner las cosas en su lugar.

No es admisible retroceder en el cuidado edilicio de la Escuela, porque ello repercute directamente en sus ocupantes, que serán ni más ni menos, los futuros y cultos ciudadanos que necesita esta comunidad.

Hoy, sus alumnos que no se dan por vencidos, junto a directivos, profesores y un grupo de exalumnos, reconocidos por la educación recibida y con el cariño que a ella le profesan, se han impuesto como meta una tarea titánica: poner en valor su Escuela, que aunque no sea propia, les permita contar con una infraestructura edilicia mínima acorde al siglo XXI donde poder estudiar en condiciones más dignas, mientras las áreas gubernamentales educativas siguen buscando en que cajón se olvidaron las propuestas y promesas que un día hicieron… en el siglo pasado y lo que corre del actual.

Como exalumno y egresado que soy de la Promoción 1957 de Peritos Mercantiles, quiero expresar en estas líneas, mi anhelo y esperanza que cuando concurra a los festejos que se están preparando para el próximo 15 de octubre, “Mi” Escuela, “Tú” Escuela, “Nuestra” Escuela, luzca sus paredes resplandecientes de pintura y sus baños remodelados.

Setenta y cinco años de desidia y abandono, merecen ser recompensados con tan poco como lo solicitado.

Es sólo buscar y poner en práctica, alguna de las tantas promesas que se hicieron.
Y con una alcanza.

Osvaldo E. Rodriguez Acevedo
Egresado Promoción Peritos Mercantiles año 1957 (ex ENCA Nº 1)
DNI 4887559
rodacevedo3@gmail.com

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