Campaña solidaria del Colegio Kennedy con escuelas de Jujuy

Un grupo de estudiantes secundarios del establecimiento de Wilde viajó a esa provincia para llevar donaciones a tres escuelas de frontera, ubicadas en las ciudades de Puesto Sey, San Juan de Quillaques y Huachichocana.

La comunidad educativa del colegio Kennedy de Wilde realizó una campaña solidaria mediante la cual un grupo de estudiantes secundarios viajó a la provincia de Jujuy para llevar donaciones a tres escuelas de frontera.

Enrique Liñeiro, director del nivel medio, explicó que la iniciativa se desarrolló junto al instituto “Proyección XXI” de Bernal, institución que ya venía desarrollando este tipo de actividades desde 2001, en el marco de un programa de la Gendarmería Nacional denominado “Marchemos hacia la Frontera”.

En esta oportunidad, diez alumnos de quinto y sexto año viajaron junto al director y a la profesora de Inglés, Verónica Bangueses, para llevar donaciones a tres escuelas de Puesto Sey, San Juan de Quillaques y Huachichocana.

“Para elegir los establecimientos tenemos en cuenta el estado en que están, si son escuelas-albergue donde los alumnos permanecen de lunes a viernes en el lugar y si tiene alguna población cercana o no”, relató Liñeiro.

Durante el año, los chicos del Kennedy hicieron colectas y juntaron donaciones de alimentos, indumentaria, medicamentos, elementos de higiene, libros y útiles escolares para llevar al norte del país.

“También pudimos dejar en cada escuela cerca de diez computadoras, gracias a una donación de la UADE que justo estaba renovando sus equipos”, agregó Liñeiro.
En total, fueron enviados a Jujuy más de 700 cajas, en un camión puesto a disposición por un padre de la comunidad educativa, y días después partió el micro con los alumnos de ambos colegios.

“Nosotros empezamos muy entusiasmados porque ya nos divertía juntar fondos y donaciones para llevar, por lo que pensábamos que el viaje sería mucho más entretenido aún”, le aseguró a La Ciudad Matías Sánchez Colli, alumno de sexto año.
Con respecto al viaje, agregó que lo más agotador fueron las casi treinta horas de micro y las primeras sensaciones provocadas por la altura.

“El primer día casi me desmayo, sentía mareos. Íbamos en el micro saltando y cantando y a los cinco minutos nos quedamos sin aire”, remarcó.

Sobre lo aprendido con sus pares jujeños, Lucía Castriotta, de quinto año, comentó que “nos mostraron el ritual de la Pachamama, lo repitieron aunque no era la fecha para que lo pudiéramos conocer”.

En el tiempo libre, los chicos jugaron al futbol y conversaron sobre muchos temas, entre ellos el deporte y la música. “Todos eran de Boca o de River; el ultimo día, que fue muy emotivo, a uno de los chicos le dejé mi camiseta y cuando se la puso casi se pone a llorar de la emoción”, relató Matías.

En tanto, Lucía Castriotta comentó que la chicas se sorprendían por los piercing en la nariz o en la panza, con los tatuajes y cuando se ponían cremas o maquillaje.
“Uno notaba que allá había hasta más patriotismo, te dabas cuenta cuando izaban la bandera el respeto que tenían – agregó Lucía – estar en ese momento te emociona porque lo interpretaban con distintos instrumentos”.

“Además tenías la bandera flameando y de fondo las montañas, era algo increíble”, acotó Matías.

Enrique Liñeiro aseguró que la experiencia marcó mucho a los chicos, al punto de “estar diez días sin celular y sin Internet y no poder creer que no lo hayan extrañado”.

“Me desenchufé de todo, no me enteré de nada y tampoco estaba pensando en eso porque estaba entretenido”, aseguró Matías.

“No te dabas cuentas que estabas desconectado de todo – agregó Lucía – hasta que llamabas a tu mamá para decirle que estabas bien”.

Finalmente, el director del secundario del Colegio Kennedy aseguró que uno de los sueños es poder traer a Buenos Aires a un grupo de alumnos jujeños para que conozcan la ciudad y también el mar.

“Los llevaríamos a La Bombonera, a la playa, a un shopping y McDonalds, entre otros lugares”, sugirieron Matías y Lucía.

“Fue un intercambio maravilloso por todo lo aprendido, por lo que llevamos y por los que nos trajimos de la experiencia”, resumió Lucía Castriotta.

“Además aprendimos a que podemos divertirnos con poco y que podemos ser unidos con chicos que no conocíamos, porque viajamos con el colegio Proyección XXI y siempre fuimos un solo grupo”, concluyó Matías Sánchez Colli.

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