Blanqueando el fracaso y la injusticia

Escribe el Dr. Juan Manuel Casella.

El gobierno nacional anunció, por intermedio de las cinco máximas figuras del área económica, la puesta en marcha de un programa de blanqueo de capitales cuya amplitud y generosidad está fuera de discusión: para participar de ese programa, ni siquiera hace falta estar inscripto en la AFIP. Basta con anotarse en el momento en que la persona física o jurídica de que se trate se acoja al beneficio.

¿Qué significa en concreto este blanqueo?.
En primer lugar, es una confesión de la inexistencia de una política económica, de un programa de mediano y largo plazo. También, de la improvisación en el manejo de la política cambiaria y por último, de las pérdidas de divisas y de la existencia de un proceso inflacionario que el gobierno intenta ocultar con datos falsos, que es el motivo de fondo de la corrida sobre el dólar. Es decir: es la confesión de un fracaso.

En segundo lugar, constituye una manifiesta contradicción: hasta ahora, el gobierno imponía el cepo cambiario impidiendo, o por lo menos, dificultando la compra de divisas en un intento manifiesto de pesificar la economía. Ahora, la decisión consiste en legitimar los dólares provenientes de la evasión impositiva, de la coima y del lavado del dinero que viene del narcotráfico.

Además, el blanqueo es un fuerte impulso a favor del privilegio y la desigualdad. Los grandes evasores, los que instalaron fortunas en el exterior a partir de los recursos sustraídos de manera ilegal a la economía argentina, ahora reciben el beneficio de este blanqueo que constituye un nuevo privilegio a favor de los que más tienen y una profundización de la desigualdad que padecen los que viven de su trabajo y pagan impuestos. Este blanqueo es exactamente lo opuesto a una política nacional y popular: beneficia a los que apostaron al dólar y condena a los que creyeron en la economía argentina.

Es cierto que la norma anunciada el martes prohíbe que participen los funcionarios públicos, los quebrados y los sometidos a proceso. Pero todos sabemos que los hoy gobernantes cultivan el concepto de «capitalista amigo» y esos socios del poder serán los primeros en beneficiarse de este privilegio.

Dr. Juan Manuel Casella
estudiocasella@cpacf.org.ar

noticias relacionadas