Asesinaron a Acro para que no fuera jefe de la hinchada de River

El tribunal que condenó a prisión perpetua a los hermanos Alan y William Schlenker, por instigar el crimen del hincha de River Gonzalo Acro en 2007, consideró que el homicidio tuvo el fin de evitar que la víctima se convirtiera en el jefe de la hinchada.

Según los fundamentos de la sentencia, a los que accedió Télam, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 15 dio por probado que quien disparó contra Acro fue Ariel “Colo” Luna y que con él se encontraban al menos Rubén “Oveja” Pintos y Pablo “Cuca” Girón, que también recibieron la pena máxima.

Además, consideraron que Martín “Pluto” Lococo, condenado a 10 años, también instigó el crimen, pero mientras los jueces Héctor Grieben y Hugo Decaría entendieron que todos deben permanecer en libertad hasta que la sentencia quede firme, su colega Javier Anzoátegui votó en disidencia y favor de que sean detenidos debido a la gravedad de la condena.

El fallo, de 1.139 páginas, afirma que “el Tribunal no tiene duda alguna de que Martín Gonzalo Acro fue asesinado por disputas internas de la barra brava de River Plate” y que “nadie durante el juicio ha mencionado alguna hipótesis distinta”.

Incluso, recordaron que en sus declaraciones indagatorias, los propios imputados lo admitieron, así como múltiples testigos.

Para los camaristas, el crimen debe ser enmarcado en que, tras los incidentes conocidos como la “Batalla de los Quinchos” y el “Ataque del Playón”, la barra brava se dividió en dos facciones, una liderada por los Schlenker y otra por Adrián Rousseau, aliado de Acro.

Debido a que en el juicio se habló en reiteradas ocasiones de que el crimen estaba relacionado con una pelea entre Acro y William Schlenker que -según testigos- el primero ganó y el segundo niega que haya ocurrido, los jueces remarcaron que “lo relevante de esas peleas son sus consecuencias”.

“De un lado, la `Batalla de los Quinchos` puso fin a la jefatura de Adrián Rousseau a manos de Alan Schlenker, quien relegara a su hermano en el combate, a pesar del deseo particular de William de `echar de la barra a Rousseau` según sus propias afirmaciones vertidas en su indagatoria, ufanándose de ello”, señala el fallo.

Agrega que “más allá de la preparación encarada por William Schlenker y de sus deseos de combatir con el otrora jerarca, en la lógica de la barra riverplatense era Alan y no otro quien debía disputar la jefatura”.

Luego, los magistrados se refirieron al dominio de Alan Schlenker en la llamada “Banda de Palermo”, a la que los acusados de matar a Acro negaron en todo el juicio haber pertenecido, y remarcaron que el 20 de julio de 2007 todos se reunieron para festejar el Día del Amigo con Pintos a la cabeza.

Para el tribunal, el ataque venía siendo planeado desde varios días antes y mencionaron reuniones de los hermanos Schlenker en Don Torcuato, a Alan convocando a una pizzería a su grupo y a ambos yendo a la casa de Rousseau a amenazarlo.

“El golpe final lo darían el día siguiente y tendría por objeto matar a Gonzalo Acro, en tanto resultaba ser la persona llamada a comandar a la barra brava de River Plate”, subrayaron los jueces.

En uno de los párrafos de la sentencia se remarcó que una de las pruebas clave para confirmar los encuentros de los instigadores previos al asesinato fueron los entrecruzamientos de los aparatos de radio Nextel de los imputados.

Sobre el momento del ataque, la noche del 7 de agosto de 2007, los jueces dieron por acreditado que “al menos dos grupos de personas montaban guardia en las inmediaciones del gimnasio en el que Acro y (su amigo Osvaldo) Matera entrenaban: un grupo conformado por Luna, Pintos y otro hombre hasta ahora no identificado”.

“Ariel Alberto Luna fue la persona que, efectivamente, cerca de las 23.08 esgrimió un arma calibre 6.35 y realizó tres disparos que impactaron sobre el cuerpo de Acro, y uno que hizo lo propio contra el nombrado Matera”, detallaron.

Los magistrados afirman estar convencidos de que Luna estuvo antes, durante y después del ataque con Pintos y que Girón les dio aviso de que las víctimas estaban por llegar a la esquina desde una ubicación estratégica distinta, según surge de la ubicación de su radio.

“Es harto probable que también -y al menos- hayan estado en el lugar (Sergio) Piñeiro con su Fiat Uno, dominio UHT-427 y Matías Kraft”, sostiene el fallo.

A Piñeiro le diagnosticaron problemas psiquiátricos durante el debate y el juicio a él quedó pendiente y Kraft no fue juzgado, si bien en los comienzos del caso llegó a estar procesado.

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