Aquel cine para todos

Escribe Antonio J. González.

Quienes somos –en gran parte- hijos del cine de los años ’60 a los ’80 lanzamos un “ay” profundo y sentido… Es parte de una resignación porque los tiempos, técnicas y medios de difusión han cambiado. Y me adelanto a opinar: no en el buen camino. Claro que podrán mirarme como bicho inconforme o anticuado… y digo que sí… Nos formamos en una cultura humanística, divertida y profunda que se veía en todos los barrios, a precios muy accesibles, sin pochoclos ni sistemas comerciales únicos para la proyección de filmes.

Hasta aquí hemos llegado. Hemos resistido mientras se ha podido… pero la gente ha dejado de ir masivamente al cine, el DVD no va y las televisiones, sobre todo la privada, no apoyan al cine de contenido, polémico y ni de autor en general.
Nos deja una sangría difícil de parar. Sin ser catastrófico, creo que el cine, tal como lo conocímos, ha sido sepultado. ¿Habrá un resucitador del siglo veintiuno que pueda revertir esta ausencia?

Aquella juventud se ha nutrido de los ciclos inquietantes y reveladores -en lo humano y en lo social- de las películas de Italia, Francia, Rusia, Polonia, España, Japón, Estados Unidos, etc., y una variedad de voces y miradas que podían sembrar en las más duras tierras de nuestros corazones.

¿Tenemos conciencia exacta de lo que hemos perdido? Mejor dicho; ¿que han perdido o están perdiendo las nuevas generaciones? Solamente quienes nos hemos formado como humanos solidarios, luchadores y constructores de una sociedad podemos dimensionar esta ausencia…
Pero no lloramos sobre los restos de lo que fue, sino que me permito reflexionar que el cambio ha desactivado una poderosa herramienta de formación humanística que se derramó desde millones de pantallas en el mundo por la lucha para recuperar la dignidad humana luego de las miserias de la Segunda Guerra Mundial y la llamada “guerra fría”.

No todo está perdido, dice la canción popular… Hay muchas aves fénix que renacen en difíciles condiciones… con otras realidades… con diferentes humores sociales y humanos.

Algo de esto advertimos en el intento de recuperar el cine barrial –destruído en las épocas posteriores al ’80- que abre una sala al alcance de nuestras casas, casi en el living de nuestras viviendas… También ha cambiado -por imperio de las reglas del actual monopolio mediático- la oferta y no se ven fácilmente los filmes de los mayores creadores de hoy. ¿Quiénes reemplazaron a los creadores de aquellas épocas: Wilder, Godard, Antonioni, De Sica, Visconti, Buñuel, Hitchcock, Kurosawa, Bergman… y otros más?

¿Será ésta una oportunidad para el nuevo cine de barrio, como lo emprende ahora el municipio con la apertura de una sala en Wilde?

ajgpaloma@gmail.com

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