Aprender favorece resolver necesidades y exigencias diarias

Escribe: Andrea Fabiana Varela Seivane.

Los seres humanos disponen de la capacidad para autorregular en cierta medida, sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos, a partir de las consecuencias que estos pensamientos, sentimientos y actos conllevan.

Esta capacidad de autorregular los pensamientos, los sentimientos y los actos, son una fuente de influencia interna que se complementa con otras fuentes que provienen del exterior, y entre ambas van formando el autoconocimiento personal, lo que desemboca en un permanente proceso de aprender y de auto reconstrucción. Para construir nuestra vida mental, usamos fundamentalmente dos maneras distintas de conocimiento, la mente racional y la mente emocional, y ambas interactúan entre sí para construir nuestra vida mental.

La mente racional, es la forma de comprensión de la que todos somos típicamente concientes, la que es capaz por ejemplo de reflexionar, analizar y meditar. Junto a la mente racional, trabaja la mente emocional, que es también otro sistema de conocimiento, impulsivo y a veces no tiene lógica, por ejemplo, cuanto más intenso es un sentimiento, más dominante va a volverse la mente emocional y la mente racional se volverá más ineficaz. La mente racional y la mente emocional trabajan de manera armónica en la mayoría de las veces, y van entrelazando sus distintas formas de conocimiento para enfrentar las situaciones que nos toca vivir diariamente. Lo emocional está en relación con los sentimientos y los pensamientos característicos de esos sentimientos, y también está relacionado con ciertos estados psicológicos y biológicos, y con una variedad de tendencias a actuar.

Ante una determinada situación, se produce de manera casi automática la formulación de ciertas preguntas que tienden a orientar la conducta que vamos a realizar, conducta que será realizada de manera más o menos acelerada, o lentamente, en función de la cantidad y la calidad de experiencias previas con acontecimientos similares. Estas preguntas siempre van a favorecer un mayor conocimiento de nosotros mismos en relación a esa situación, por ejemplo, si la situación que se me presenta me perjudica o me beneficia actualmente, y si es en el futuro de que modo lo hará, o con que recursos voy a contar para afrontar con eficacia y éxito esa situación, ya sean recursos emocionales como la motivación, la esperanza, etc., o recursos materiales, como los económicos, o recursos intelectuales, o recursos sociales como el apoyo de familiares, amigos, etc. A medida que vamos respondiendo estas preguntas, se va precipitando un resultado, y si el resultado es favorable, si la evaluación de la situación es favorable, va a suceder que la motivación personal va a aumentar y por lo tanto también va a aumentar la posibilidad de que la situación sea enfrentada. Hacer permite concretar, es el paso de la imagen a la acción, donde la persona puede lograr un mayor conocimiento acerca de sí mismo y de las habilidades que cree poseer, y cuando esto sucede, la persona puede en mayor o menor medida, comprender, organizar y re organizar su conducta.

El autoconocimiento y el aprendizaje es continuo, ya que de cada vez que enfrentamos una determinada situación, otra vez volvemos a iniciar el proceso de evaluación de la situación que afrontamos, y por lo tanto la primera evaluación antes de enfrentar la situación se modifica y así va aumentando nuestro autoconocimiento, es un proceso que es casi imperceptible para nosotros. Cuando ocurren desequilibrios afectivos y cognoscitivos, se produce la puesta en marcha de mecanismos que tienden a restablecer ese equilibrio perdido momentáneamente.

Las conductas internas y las conductas externas a la persona, van a ser el comienzo de diferentes procesos para compensar ese desequilibrio, a partir de construcciones que ya poseemos, vamos a crear otras nuevas, y vamos a aumentar nuestros recursos con los que contamos para aprender. Aprender es una conducta y a su vez aprender es el producto de distintos procesos conductuales, aunque no siempre toda conducta termina en aprendizaje. El aprendizaje es un intermediario necesario que favorece los vínculos y relaciona a la persona con su entorno y consigo misma, y fomenta de manera más progresiva y eficaz la resolución de sus necesidades y exigencias que se le presentan. Las creencias de las personas acerca de sus capacidades operativas, funcionan como un conjunto de determinantes que son próximos de su conducta, de sus patrones de pensamiento y de las reacciones emocionales que experimenta ante las situaciones difíciles.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

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