Apelan la libertad concedida a un condenado a reclusión perpetua

El abogado de la familia de una mujer embarazada que fue asesinada junto a sus dos hijos en una casa de la localidad bonaerense de Morón en 2009, apeló la decisión de un tribunal de dejar en libertad al ex esposo y padre de las víctimas, pese a que fue condenado a reclusión perpetua.

La apelación fue presentada ante la Cámara de Morón por el abogado Miguel Ángel Racanelli, que representa a los familiares de Lilian Fuño Rodríguez, asesinada al igual que sus hijos de 4 y 6 años, aparentemente porque tenía otra relación y su marido, Antonio Cajal, sospechaba que el hijo que esperaba no era de él.

El letrado criticó la resolución del Tribunal Oral en lo Criminal 4 de Morón, que por unanimidad decidió no hacer lugar a la medida de “detención inmediata” solicitada por la querella y el fiscal de juicio al momento de dictarse el veredicto condenatorio.

Al respecto, el abogado dijo que “no podemos dejar de pasar por alto lo dicho por el imputado en sus últimas palabras, en donde expresó que si el tribunal no hacía justicia, él iba tener que hacerlo con sus propias manos”.

“Esto no es un detalle menor, porque con Antonio Cajal en libertad, es latente el peligro”, sostuvo el letrado.

Agregó que “tampoco se puede pasar por alto la prisión perpetua dictada de manera unánime” por los jueces y que la única restricción que pesa en su contra es no salir del país, lo que hace “dudar” de que se entregará voluntariamente para purgar su condena.

Racanelli criticó que a Cajal ni siquiera se le exija presentarse con cierta periodicidad “lo que aumenta aún más el peligro de fuga, toda vez que no hace falta salir del país para fugarse o para esconderse de la Justicia”.

Agregó que la familia de las víctimas “tiene una dualidad de sensaciones encontradas” porque, por un lado, Cajal ha sido encontrado culpable y se le aplicó la pena más alta del Código Penal, y por el otro “sigue gozando de libertad cuando ha masacrado a toda su familia”.

“¿Cuál es el mensaje que recibe la sociedad ante situaciones límites como esta, de descreimiento en la Justicia? No es posible que un homicida de estas características pueda deambular alegremente entre nosotros después de haberle quitado la vida tan atrozmente a una mujer embarazada y a sus dos pequeños hijitos”, acotó.

Antonio Cajal fue condenado el 12 de marzo pasado por el TOC 4 de Morón, integrado por los jueces Carlos Torti (presidente), Rodolfo Castañares y Pedro Rodríguez (vocales), a la pena de reclusión perpetua, pero va a continuar en libertad hasta que el fallo quede firme.

Cajal llegó al juicio oral en libertad por un fallo a su favor dictado en 2010 por la Cámara de Apelaciones de ese distrito.

Durante el juicio, que se desarrollo en cuatro jornadas, declararon familiares de Fuño Rodríguez, quienes aportaron detalles de la relación de la pareja, que aparentemente era mala y había engaños y celos.

La masacre fue descubierta cuando el propio Cajal le pidió a un vecino permiso para saltar desde su propiedad a su casa porque, según dijo por entonces, volvía de trabajar, no tenía llaves y no lo atendía nadie.

Con el vecino de testigo, Cajal levantó dos persianas de su vivienda hasta que logró ingresar y al instante salió por la puerta delantera y le dijo: “Llamemos a la Policía, que algo malo le pasó a mi familia”.

Cuando la Policía llegó, encontró los cadáveres de su mujer y de sus dos hijos y según se acreditó en el debate, los crímenes fueron cometidos por Cajal poco después de que la familia desayunara y el armó la escena por la tarde para intentar desligarse de los hechos.

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