Alejandra Pizarnik de la calle Lambaré

Escribe: Antonio J. González.

Alejandra Pizarnik era la segunda hija de un matrimonio de inmigrantes judíos centroeuropeos, nacida en 1936. La familia ocupó, durante unos años, una vivienda en la calle Lambaré de nuestra ciudad, mantenida gracias al negocio de joyería de su padre. El destierro, por doloroso que parezca, es en este caso providencial, con familiares víctimas del Holocausto. Esto era para Alejandra una carga trágica colosal. Estudió bachillerato en nuestra ciudad y en.1954 ingresó a la Facultad de Filosofía, luego se cambió a letras e hizo una breve incursión en la de periodismo y asistió también al taller del pintor Batlle Planas.

 

 

En esa época fue amiga del  poeta Antonio Requeni, quien por entonces colaboraba, junto a este cronista, en la Asociación Gente de Arte. Una tarde Alejandra concurre a la entidad, con sus ropas grises y oscuras, su baja estatura y su interés por la actividad literaria. En 1956 Requeni publica en nuestra revista Vuelo la primera crítica literaria sobre las publicaciones de la poeta y allí mismo aparece su poesía “Desde la isla lejana” en la que descubrimos el halo trágico y doloroso que cargaba sobre su sensibilidad. “Ahora, mientras oigo las risas / de las aspas del ventilador / Ahora, cabalgando sobre la soledad / vestida de nada / Ahora, adaptando enanos para descender al reloj celestial…” decía. Requeni la describe como “una chiquilina de pelo rubio y ojos claros, ensanchados por el asombro”

 

 

Entre 1960 y 1964 vivió en París donde maduró como poeta y escribió el poemario “Árbol de Diana” (con prólogo de Octavio Paz). Allí  trabajó un año para la revista “Cuadernos para la liberación de la cultura” como correctora de pruebas y colaboró con numerosas revistas de poesía y literatura americanas y europeas, como también con traducciones. De regreso a Buenos Aires publicó “Los trabajos y las noches”,”Extracción de la piedra de la locura” y “El infierno musical”. En 1968 obtuvo la beca Guggenheim y viajó brevemente a Nueva York y París. Por causa de sus continuas depresiones y tentativas de suicidio (en 1970 y 1972), pasó semirrecluida sus últimos años. A mediados de 1972 fué internada cinco meses en el hospital psiquiátrico Pirovano (Buenos Aires) y en un permiso para pasar el fin de semana en su casa, se quitó la vida con una sobredosis de seconal sódico. Tenía treinta y seis años de edad y estaba en la plenitud de su obra creadora..

 

 

Pizarnik es reconocida como una poeta y escritora esencial de nuestro país. Objeto de culto en la década del 60, fue admirada por Cortázar, Octavio Paz y otros grandes. Se había internado en el surrealismo de la mano de Pieyre de Mandiargues, pero ahondó y comprometió su voz con la condición humana, hasta llegar a una plenitud pocas veces alcanzada en la poesía argentina.

 

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