Adolescencia y perturbaciones en la alimentación

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Como en el inicio de la adolescencia el cuerpo comienza a cambiar, es habitual sentir que se habita en un cuerpo raro, un cuerpo que aún no se siente propio, con lo cual surgen contradicciones, ya que si bien por un lado aparece el sentirse acomplejado, por el otro aparece el deseo de sentirse gustado por los otros.

Algunas veces, estas contradicciones suelen acarrear consecuencias, y entre otras, la anorexia y la bulimia, sufrimientos que se relacionan con la alimentación, comienzan a aparecer como fantasmas a la hora de comer.

Si bien son perturbaciones que afectan en su mayoría a las chicas, también hay algunos chicos que la padecen, y en ambos casos es a escondidas.

Podemos pensar el trastorno de la alimentación como una afección motivada por la ansiedad y por una preocupación excesiva por el peso corporal y el aspecto físico, que generalmente se da cuando una persona coloca a la comida como centro de toda su vida.

 La persona que padece algún trastorno en su alimentación, basa en la comida un particular significante al que la persona afectada otorga un significado específico de acuerdo a diversos factores psicológicos y evolutivos, todos los pensamientos y actos que forman parte de su cotidianeidad, sintiéndose hiper dependientes de esa idea, que a modo de parásito, parece lanzarse hostilmente en cada momento y situación. La comida se convierte, entonces, en el eje a partir del cual gira la vida y el mundo de relación de la persona doliente.

 De esta manera es como la comida pasa a ser el motivo por el cual se concurre o no a una fiesta, se visita a los amigos evitando las horas de las comidas, se deja de salir a comer en restaurantes que cocinan determinado tipo de comida que engordan, se ingiere una manzana o un yogurt solamente en todo el día, todos motivos que hacen de la comida un cruel titiritero de la vida de aquellos que padecen esta afección.

Resulta difícil pensar en no padecer una enfermedad de este tipo con la masiva avalancha publicitaria acerca de la imagen del cuerpo, pero también existe la posibilidad de trabajar con nuestra persona toda, cuerpo y mente, para evitar que las influencias de los medios de comunicación lleguen hasta nosotros en forma perjudicial.

En otras palabras, si bien puede resultar muchas veces difícil querernos como somos, querer nuestro cuerpo y no buscar ser de otra manera, sino aceptarnos como somos y sentirnos bien así, seguramente no será imposible.

Desde el rol de los padres, concretamente, sería importante intentar contener a la persona afectada, comprenderla, entregarle afecto y contención intensiva, sabiendo que eso es lo que más necesita, lo que más necesita cualquier persona para sentirse con ganas de vivir.

Compartir sus cosas, escucharla, acompañarla, e intentar, junto con la ayuda profesional, que es fundamental en estos casos, tratamiento interdisciplinario médico, nutricional, psicológico individual y familiar, restableciendo los lazos de la persona sufriente con la vida, con sus vínculos, mostrándole que hay otras cosas, otros intereses en la vida, más allá de la figura y la comida, y que estos últimos serían sólo una mínima parte de un gran y maravilloso todo que es el ser humano, al que habría que valorar, amar y defender.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

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