A 130 años de la Guerra Civil: Combate en Puente Alsina y la falsa tregua

Escribe Rudi Varela.

El 21 de junio de 1880
Luego de la retirada del general Nicolás Levalle (Fuerza Nacional), las fuerzas de la Provincia que habían luchado en el Puente Gálvez, conservaban su posición. El día 21, el Batallón “Gral. Paz” estaba apostado en el Puente. El resto de las tropas se acantonó en el Riachuelo, con avanzada de infantería y sus reservas a distancia. En esa situación se mantenían esperando el regreso de Levalle, que se estaba reponiendo en Lanús y Lomas, cuando recibieron orden de replegarse hacia la ciudad a fin de atrincherarse, pues se luchaba con furia en Puente Alsina y el éxito de esa batalla era dudoso. Protegidas por 4 cañones, las tropas dejaron el puente y con ello la entrada a la Ciudad desguarnecida.

Levalle retornó a Barracas al Sud en tren. Sin hallar resistencia, tomó posesión del pueblo Barracas al Sud e hizo avanzar a sus soldados sobre Buenos Aires. Al no haber gobierno local, se instaló para resguardar el orden y regularizar el funcionamiento administrativo, abandonado desde hacía días.

Combate en Puente Alsina
La posición del provincial Arias en el Puente Alsina fue reforzada con 140 hombres del Cuerpo de Bomberos, que llegaron el día 20 y acamparon juntamente con el primer batallón de la Guardia Nacional de la Provincia. El jefe de la trinchera era Pedro Garibaldi, bisabuelo del Dr. Osvaldo Corra, vecino de Valentín Alsina.

En la madrugada del 21, el Ejército Nacional (Racedo) inició el fuego entrando al puente por la actual Av. Remedios de Escalada de San Martín. El Ejército Provincial (Arias) avanzó asimismo sobre el puente, desde la hoy Av. Sáenz, y la lucha se entabló cuerpo a cuerpo sobre el mismo.

En una endiablada mezcla de infantes y caballería, con fuego de artillería por ambas partes y lucha con arma blanca, se peleó 6 largas horas por la posesión del sitio. Las tropas de Racedo tenían 20 cañones, ametralladoras y más de 3.000 fusiles de último modelo.

La lucha, desigual en armamentos y hombres, la mala posición de los defensores, encerrados en un corredor y atorados por el fuego de la orilla sur del Riachuelo, no los movía, empero, del sitio que bloqueaban con sus cuerpos.

Arias, por un momento creyó ganado el combate antes la retirada de algunas tropas de Racedo. No obstante insistió en el envío de reservas, que le fueron negadas por el gobierno provincial, recibiendo en cambio la orden de replegarse a los Corrales, donde ya se combatía con la otra parte de las tropas de Racedo venidas desde San José de Flores. Arias debió retirarse y el Ejército Nacional tomó el Puente Alsina y avanzó por la calle Almafuerte hasta Caseros sobre la meseta de los Corrales, hoy Parque de los Patricios.

Según Abad de Santillán, 1.200 hombres cayeron heridos y muertos por ambos lados.
En Lanús se instaló un hospital de sangre. De los jóvenes de Barracas al Sud enrolados en los distintos cuerpos, murió Pedro Lardapide, de la Compañía del Tiro Nacional en el combate de los Corrales.

Algunos soldados y voluntarios heridos el día 20 en los puentes Barracas y Alsina, que fallecieron días más tarde en los hospitales de sangre, fueron sepultados en el Cementerio de Barracas al Sud (actual Municipal de Avellaneda) y exhumados posteriormente.

La falsa tregua
Terminada la guerra civil librada el 20 de junio de 1880 en Puente Barracas y el 21 en Puente Alsina, en los Corrales Viejos y en la Convalecencia, se estableció una tregua.

Buenos Aires se había convertido en un gran hospital de sangre; dentro de las Damas del Socorro se encontraba María Luisa, la esposa del Dr. Manuel Ocantos (creador 6 años después, presidente y donante de la Biblioteca del Club del Pueblo, hoy Pueblo Unido) y la Sra. quien 24 años después sería fundadora del actual barrio Lavalle en Piñeiro, Ernestina Cobo de Lavalle Las mujeres tendían personalmente las camas de los heridos y preparaban los vendajes y medicamentos.

Para lograr un acuerdo de paz, el Gobierno de la Provincia nombró como representante a Félix Frías y el Gobierno Nacional al Ministro de Hacienda Cortínez. Todos los jefes provinciales y nacionales recibieron la comunicación del armisticio y la rigurosa suspensión de las hostilidades en los lugares donde se encontraban, que durarían del 23 de junio a las 8 de la noche y terminarían al día siguiente a la misma hora.

Pero a las 10 de la mañana del día 24, el vapor de guerra “Villarino”, parado frente al bajo del Retiro, bombardea a los cuarteles de ese lugar, sin que se hubiera cometido el más pequeño acto de hostilidad. En ella se encontraban paisanos que habían combatido al mando del provincial Arias en Puente Alsina; lo paradójico es que quien mandaba la “Villarino” era el que hacía 5 años atrás había creado el pueblo “Valentín Alsina”, Daniel de Solier. Las bombas del Villarino llegaron hasta la calle Esmeralda y causaron 60 víctimas entre muertos y heridos.
Queda a cargo de cada uno de nosotros pensar si fue el presidente Nicolás Avellaneda, el Ministro o el mismo Solier quien autorizó semejante despropósito.

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